El Presidente abrió la competencia electoral para sucederlo como candidato de su movimiento mucho antes que lo que habíamos visto en el país.
Broncas, grillas, siempre ha habido sin importar el partido. Tal vez la candidatura de Peña Nieto fue la única sin muchas broncas, porque el mexiquense había arrasado —con millones y millones de por medio— mucho antes que nadie en su partido se diera cuenta.
Esta vez, además, el Presidente ha puesto un estándar más alto: las encuestas. Sabemos que las encuestas pueden ser cuchareadas e interpretadas de mil maneras y que en última instancia será el Presidente el que decida, pero el Presidente no va a decidir en favor de alguien que no salga bien en las encuestas y por lo tanto no tenga las mayores posibilidades de ganar en 2024.
Así que ahí andan los tres señalados —perdón, senador Monreal, pero no le veo muchas posibilidades— de campaña en campaña estatal opacando a candidatos y llevándose las crónicas en los medios.
En estas semanas han aprovechado las campañas a las seis gubernaturas para aparecer, forjar lazos con estructuras y políticos morenistas locales y, pues sí, aparecer. Las encuestas se ganan así.
El problema es que las encuestas también se ganan ensuciando las reputaciones de los otros.
Ya veremos qué camino eligen los tres ahora que se acaben estas elecciones y por lo tanto los mítines de fin de semana en plazas públicas para seguir elevando tasas de conocimiento en el país, pero lo que seguramente veremos serán cada vez más broncas entre ellos y entre sus simpatizantes. Y eso, desgasta.
En estos días le tocó a Ebrard en Aguascalientes ser recibido con mantas y lonas en puentes por donde pasaría que decían “Línea 12 no se olvida”. A su llegada al aeropuerto —como le contamos en MILENIO— fue recibido por algunos militantes del partido Morena, quienes lo respaldaban, pero también por personas que con equipos de sonido recordaban la tragedia de la Línea 12 del Metro de Ciudad de México.
Eso, pienso, no es nada comparado a lo que vamos a ver —y lo que no veremos— de aquí a mediados o finales de 2023, cuando se tenga que elegir a uno de los aspirantes.
Y esa disputa afectará la operación del gobierno, a Morena y por supuesto, por golpes recibidos, a quien quede vivo.
@puigcarlos