Los eventos en Tila, Chiapas, de los últimos días nos han devuelto a la realidad momentáneamente interrumpida por la elección y sus celebraciones, reclamos y lloriqueos. El país violento sigue ahí. En estas épocas más que nunca.
Basta ver Chiapas, un estado que asociábamos con la violencia. El más reciente reporte de “Votar entre balas” de Data Cívica dice:
“En Chiapas registramos 18 personas candidatas atacadas durante este periodo electoral, cinco de ellas fueron asesinadas en ese estado. Las y los candidatos fueron atacados sobre todo en los municipios de Rayón y Benemérito de las Américas (frontera con Guatemala), en donde registramos más de una persona candidata atacada (ver mapa).
“Sin embargo, en el mapa de Chiapas observamos que hay 14 municipios a lo largo de toda la entidad en donde hubo ataques contra candidatas(os), lo anterior sin contar los ataques en contra de otros perfiles de personas relacionadas con las elecciones como personas funcionarias y militantes de partidos políticos que también han sido atacados en este periodo electoral. De las 18 candidatas(os) atacadas(os), cuatro (22%) contendían en el partido Chiapas Unido, cuatro en Morena (22%) y 3 (17%) en la coalición PRI-PAN-PRD”.
En el país esta temporada electoral fue la más violenta de la que se tengan datos.
Hay un saldo mayor de víctimas. No solo de candidatas y candidatos: “en este periodo de campañas 2024 registramos 42 integrantes de partidos políticos atacados. Además, registramos 157 personas funcionarias atacadas (sin contar funcionarios de seguridad o fuerzas del orden), como fiscales, vicefiscales, directores de investigación de las fiscalías, alcaldes ya electos, secretarios de gobiernos municipales, síndicos, entre otros; y 25 familiares de los grupos anteriores también atacadas”.
El efecto de las elecciones no termina con el día de la votación. En otros periodos electorales se observa siempre que una elección lleva también a mayores niveles de violencia contra personas ya electas para sus cargos en la medida que los criminales recomponen alianzas que les permitan mantener sus estructuras de poder.
Lo que está claro por los números es que en muchas zonas el crimen ha intervenido y se verá en la medida que se sigan apropiando de territorio.
La próxima presidenta lo sabe.
Lo que aún no sabemos es cuáles son los específicos de un plan para comenzar a detener este deterioro que tiene sumergidas a varias regiones del país en las manos de criminales.