Ahora que Argentina ha votado a quien votó para la presidencia del país sudamericano, después de meses y semanas de leer y escuchar los muchos “no, no puede ser”; “en la segunda vuelta, ni de chiste”; “no, esas encuestas están mal”; “es imposible, ¿qué no lo has oído?”; “los argentinos no harían eso”, y tantas más, valdría la pena volver a voltear al norte, a Estados Unidos, donde la amenaza —sí, Trump de regreso en la Casa Blanca— es una posibilidad real y cada vez más cercana y lo que pase en EU en la elección tiene impacto inmediato y profundo en México.
El Donald Trump del último año, el que ahora está en campaña, es un Trump recargado, más obsesionado con sus temas fundamentales que nunca; uno de los principales, tal vez el principal porque sabe cómo une y moviliza a su base, es la migración. Trump además no está solo, como lo está Milei en términos de gubernaturas y el legislativo.
Prueba de ello es lo ocurrido en Texas hace unos días, cuando el gobernador Greg Abbott y sus compañeros de partido e ideología aprobaron una ley que es un desafío al gobierno federal en materia migratoria.
El Senado y la Cámara de Representantes texanas aprobaron leyes para que el ingreso a Estados Unidos desde México sin los documentos correspondientes sea un delito estatal. Esto daría la autoridad y obligación a las policías estatales para arrestar, encarcelar y deportar a migrantes. La Suprema Corte de Justicia de EU ya revirtió hace 11 años una ley similar que en aquel entonces se había aprobado en Arizona, pero aquella era otra Corte, antes de que Trump la retacara de conservadores que han terminado con varios precedentes y leyes que ampliaban derechos.
Texas es solo un ejemplo de muchas otras cosas que se están fraguando a nivel local en EU alrededor de Trump y su proyecto. En la Cámara de Representantes los republicanos son mayoría, pero las crisis entre ellos, los cambios de liderazgo, solo reflejan, por un lado, que cada vez eso es solo una marca y, por el otro, la fuerza del conservadurismo trumpiano.
He escrito aquí más de una vez si alguien está viendo en el gobierno mexicano lo que está pasando en Estados Unidos y si, de alguna manera, están pensando una estrategia para cuando Trump llegue. Más allá de hacer lo que él quiera, como dos gobiernos hicieron en sus primeros cuatro años.