Política

El asalto a la autonomía de la UNAM

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La policía capitalina ha atendido 42 amenazas de bomba contra instalaciones y la comunidad de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Una y otra vez se interrumpe la docencia, la investigación y la difusión de la cultura, inclusive con agresiones como la de julio a propósito de una supuesta marcha contra la gentrificación, pero si eso sucede en colonias como la Roma y la Condesa, ¿por qué se montó una manifestación en las inmediaciones de Ciudad Universitaria y con bombas molotov se destrozó parte del Museo Universitario de Arte Contemporáneo?

Luego, a propósito del 2 de octubre, se vandalizó el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, un espacio en favor de la tolerancia y contra la violencia.

A partir de entonces se han multiplicado paros y tomas de escuelas y facultades.

Junto con la legítima preocupación por la seguridad se mezclan consignas y demandas que trascienden a la UNAM, como la exigencia de que se rompan relaciones diplomáticas con Israel.

Ante el daño a los derechos de estudiantes, profesores, investigadores y trabajadores, más de 250 universitarios firmaron la carta El asedio a la UNAM exige respuesta de su comunidad, que decía:

“Nuestra obligación es señalar públicamente que el asedio a la UNAM resulta inaceptable e injustificable”, y que la interrupción de los trabajos de estudio, enseñanza e investigación “no puede ser determinada y cancelada por pequeños grupos de muy escasa representación”.

Tan sensata postura fue revirada por otra carta, ésta impulsada por Imanol Ordorika, el viejo líder del CEU en los 80 (durante años concuño de la presidenta Claudia Sheinbaum), en la que se criticaba a sus colegas porque no hablaban de “la falta de participación real en la toma de decisiones” en “una estructura de gobierno obsoleta y cerrada”.

O sea: ante las agresiones a la UNAM ésta debe cambiar su forma de gobierno. Una ominosa y extremista consigna que ve a la Universidad como un botín político y se desentiende de la calidad del trabajo universitario.

La semana pasada, en El Chamuco Tv, el espacio de los moneros adictos al obradorato en el Canal 22 (que dejó de ser televisión pública para usarse como órgano de propaganda gubernamental), se invitó a Ordorika para, de nuevo, descalificar a la UNAM y a sus autoridades. ¿Los medios del Estado al servicio de quienes se oponen a que la UNAM retome sus actividades con normalidad?

Si el lopezobradorismo destruyó al Poder Judicial con la fraudulenta elección de juzgadores, por qué no elegir al rector de la UNAM y a sus directores.

Ordorika, que habla de privilegios en la institución, pero tiene su plaza en el Instituto de Investigaciones Económicas desde hace 30 años y sin ser economista ni haber hecho alguna investigación en la materia, y que por más de 20 años fue alto funcionario en las rectorías de Juan Ramón de la Fuente, José Narro y Enrique Graue, hoy es contestatario y provocador.

A temblar: la UNAM es el nuevo blanco de la destrucción de las autonomías...


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Carlos Marín
  • Carlos Marín
  • cmarin@milenio.com
  • Periodista con 55 años de trayectoria, autor del libro Manual de periodismo, escribe de lunes a viernes su columna "El asalto a la razón" y conduce el programa del mismo nombre en Milenio Televisión
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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