En el último mes, el tema central en todas las conversaciones fue sin duda, la jornada electoral de este pasado 6 de Junio, que han sido las más controversiales de los últimos años y no solo por el número de candidaturas que se jugaron, sino por lo que estas representaron.
La pregunta que circula ahora es: ¿Qué sigue?
Así como cuando logras cualquier meta, mantener y superar cada día tu logro, es el desafío.
Hoy nosotros como sociedad, tenemos dos opciones: El primero es que no nos permitamos volver a la apatía que como cultura nos caracterizó.
El segundo, el tomar la participación cotidiana en la vida pública de nuestra ciudad, región y país, como un nuevo estilo de vida.
Donde sea la colectividad quien marque los rumbos.
En el primer escenario, será volver a dejar solos a los ganadores y sus partidos, sin que nadie marque contrapesos contundentes que los hagan cambiar.
El segundo será organizarnos para hacer cumplir las promesas de campaña, trabajando por nuestro entorno y nuestro futuro.
Hace unos pocos días, nos comentaban sus molestias unos jóvenes universitarios, porque no eran tomados en cuenta.
Yo me pregunto, ¿cuántas veces esos jóvenes cuestionaron a los candidatos?
¿Cuántas veces acercaron a los diferentes contendientes de todas las plataformas para que les expusieran sus propuestas? Muchas veces dejamos a otros la carga de hacerlo.
Tenemos que tomar conciencia que somos entre todos y cada uno de los miembros de la sociedad, quienes tenemos la solución. El verdadero cambio empieza dentro de nosotros.
Cambia internamente la manera en que modificamos nuestro entorno. Organizados y en diálogos permanentes, generaremos las acciones que nos lleven a mejorar el bienestar colectivo.
¿Cómo empezamos? Participando activamente en las múltiples organizaciones que hay en la ciudad, y de no haber alguna que defienda los interés que queremos defender, hagámosla y trabajemos desde ahí.
Un copo de nieve, por sí solo, no afecta a nadie, pero cuando se juntan, crean una avalancha.
A.M.D.G.
*Presidente de Canacintra Torreón