En lo dicho. Los besos, los abrazos, los autógrafos, la cómoda guayabera, el cariño de la gente en los pueblos más apartados del país y el olor a tierra mojada, se quedó allá. En en el viernes, el sábado, el domingo. En el banderazo de arranque a esta semana, mientras el Presidente se hace el nudo de la corbata color magenta, ya está enterado de que en varios estados también madrugaron los trabajadores del Poder Judicial, para sentarse a las afueras de sus sedes, en paro indefinido.
Entra al Salón Tesorería. Da con calma los 15 pasos que hay entre la puerta por la que aparece y el atril al centro del escenario. Anuncia para al rato el homenaje que instruyó para migrantes mexicanos, que en sus remesas constituyen la principal fuente de ingresos para el país. Antes, la sección de ‘quién es quién en los precios’, a cargo del Procurador Federal del Consumidor, David Aguilar, que espera su turno en la única silla sobre la tarima, taciturno… como pensando en otra cosa. No sé si preocupado. Participa. Lee y lee cifras y marcas. Nueve minutos después el mandatario comienza la sesión de preguntas y respuestas.

El reportero Pedro Domínguez lleva mano. Pone el tema de fondo sobre la mesa: Los hijos del Chapo Guzmán y su jefe de seguridad ya negocian su rendición con las autoridades de Estados Unidos y abren la puerta para una eventual cooperación con éstas… “¿cuál es su opinión, Presidente? ¿Y qué implicaciones podría tener para el gobierno mexicano, para la vida política nacional este tipo de acuerdos?”. Respuesta: “Es una práctica que tiene el gobierno de Estados Unidos… dio a conocer que venían manteniendo relaciones para un acuerdo con Guzmán López. Esto lo informaron cuando se detuvo y trasladaron a Estados Unidos al señor Zambada… vamos a esperar, a ver en qué consiste el acuerdo”.
Y habla de lo que se ha temido desde el principio y no ha pasado en Sinaloa, “deseamos que no se agrave la situación… hacemos ese llamado a que se mantenga la paz… que se piense en el pueblo de Sinaloa”. Cuando le preguntan por el imposible caso de que esto quede aclarado antes de que asuma Claudia Sheinbaum, ofrece una respuesta que dice más de lo que dice: “política, entre otras cosas, es tiempo, manejo de tiempos”. Sobre el paro en el Poder Judicial. “Están en su derecho”. Le avisan que el embajador de Estados Unidos, Ken Salazar, advirtió sobre la elección de jueces. “Sí, sí, y todos pueden opinar, nada más que el que decide es el pueblo”.
Luego al patio central de Palacio. Espectáculo folklórico. El Presidente y cinco funcionarios del gabinete, son el único público. Un centenar de participantes… cantantes, músicos, bailarines con vestuarios regionales representativos de todo México, caballos y dos charros floreando la reata… 18 temas y dos popurrís.
‘Tequila con limón’ o ‘La danza del venado’, ‘La danza de los viejitos’ o el ‘Huapango potosino’, ‘El querreque’, ‘La bamba’, cantan ‘Caminos de Guanajuato’ y desde luego la dolorosa ‘Canción mixteca’. Cuelgan los pendones con la bandera en cada balcón. Detrás de cada canción, aplauden seis pares de manos.
De del otro lado del río seguirán susurrando… que lejos estoy del suelo / donde he nacido. De este lado, chiflamos, cantamos queda, la que pusieron de José Alfredo, la más cantinera: no vale nada la vida, / la vida no vale nadaa-a-a-aa, comienza siempre llorando y así llorando se acaba…”. “¡Vivan los migrantes!” grita emocionado el Presidente, sin micrófono, cuando se despide. Y se va.
@diazbarriga1