El hábito de consumir contenido en redes sociales, sin curación y con un algoritmo parcial, combinados con el hábito de consumir medios de comunicación tradicionales en las primeras horas de la mañana que plasman la tragedia de la realidad puede que nos orille a ser más pesimistas que optimistas con respecto al presente y al futuro.
Debemos moderar esos hábitos de consumo, hábitos de la mente y del corazón como los nombraba Tocqueville cuando se refería a las actitudes que debemos desarrollar para enfrentar a la tiranía. Pero no se trata de una actitud de optimismo tóxico sino un cambio radical de actitud para moderarlos y moldearlos. Parece una tarea difícil, pero Amin Maalouf, premio FIL 2025, da hojas de navegación precisas y sobre todo, urgentes: pide estar maravillados por los grandes avances tecnológicos y científicos porque vivimos en la mejor era de la humanidad, pero a la vez hace un exhorto por vivir inquietos y ocupados por los retos del presente, nos convoca a que alcancemos el nivel moral a la altura de los desafíos globales y pide no caer en la nostalgia, porque nunca regresaremos a las sociedades del pasado pero tampoco podemos asegurar que una sociedad que ahora vive la paz no vuelva a la guerra o que ahora vive la democracia no vuelva a la dictadura. Comparto aquí algunas de sus ideas en el magistral discurso que ofreció en la inauguración de la FIL.
“…esa es una de las grandes características de nuestro tiempo: todo lo que pertenece al ámbito de la ciencia y la técnica avanza sin pausa, cada vez más rápido; mientras que lo que pertenece a nuestra evolución moral tropieza, se desvía o incluso retrocede…La única forma sensata de responder a ese desafío es acelerar, en paralelo, la evolución de nuestras mentalidades: prepararnos —y preparar a las nuevas generaciones— para comprender el mundo que las rodea y poder influir en él… (y) una misión de la literatura es convencernos de que, a pesar de nuestras diferencias, de nuestras enemistades, de los resentimientos que nos dividen, nuestro destino se ha vuelto común. O sobrevivimos juntos, o desaparecemos juntos”.
Debemos moldear los hábitos del alma y de la mente para acelerar la evolución de nuestras sociedades de manera urgente, porque somos nosotros, según Maalouf, a quien le corresponde reparar el presente e imaginar el futuro.
