El destape que hizo Marko Cortés de Enrique Vargas para la gubernatura del Estado de México complica la Alianza Va por México en la entidad. El PAN hace una jugada fuerte y riesgosa. Sabe que PRI solo no gana la elección. El dirigente nacional del PAN coloca en la mesa política de la alianza y de manera anticipada a su carta fuerte. El acto es una provocación, incluso amaga con posible ruptura e ir solos a las elecciones del 2023.
Como decía en mi anterior colaboración, Morena ha adelantado los tiempos electorales. Por ello esta elección será totalmente diferente a las demás. Morena empuja el proceso, presiona a todos los actores bajo el riesgo de precipitarse. Morena se ha saltado los tiempos marcados por el código y compromete incluso a las autoridades electorales.
El PRI parece paralizado. Los modos aterciopelados de sus dirigentes están rebasados por una nueva circunstancia apremiante. No se trata de una disputa entre el grupo Atlacomulco versus el grupo Texcoco.
El principal adversario del partido es el PRI mismo. 1. Hay un severo desgaste del poder ejercido por más de 90 años, a todas luces, el proyecto ha defraudado y se ha empolvado. 2. El periodo actual ha sido gris. 3. Los escándalos de Alito Moreno no solo han fracturado el partido sino lo instalan públicamente en el lodo de la corrupción, un sello característico en el Edomex. Ahí sí duele. 3. Las investigaciones sobre corrupción del ex presidente Enrique Peña Nieto son un tiro de advertencia y de facto se convierte en una Espada de Damocles. 4. Las disputas por la presidencia nacional del PRI y la pérdida de legitimidad, han estancado el pacto aliancista. Alito y la dirigencia nacional ya no son la referencia ni tienen la autoridad política para encabezar las negociaciones. Estas han bajado a la cancha local con riegos de atoramientos. 5. El gobernador Alfredo Del Mazo, se ha mantenido públicamente al margen. Es el priista primado del Edomex. Su excesiva prudencia puede despertar diversas lecturas y desorientar a la militancia. 6. El priismo sabe que, si no va en alianza, pierde ante Morena y está obligado a negociar con el PAN.
En suma, con el destape de Enrique Vargas los panistas han subido sus pretensiones y cuotas. El costo político de una alianza ha crecido ante un priismo mexiquense somnoliento. La cúpula tricolor debe estar preocupada. ¿Cuánta soberbia se ha quedado en el camino? Los tiempos han cambiado.
Bernardo Barranco