Una de las iniciativas más interesantes que se han presentado en el terreno de la biométrica aplicada en los servicios financieros es la de las selfies como método de acceso y pago.
Desde que en 2015 MasterCard anunció una prueba piloto de dicho sistema, a la fecha, cientos de bancos despliegan esta solución, vista como una aplicación hipersegura por sus candados que dificultan los fraudes.
Los que acaban de presentar su propia versión de pago con selfie son los de Grupo Financiero Banorte, por medio de su presidente Carlos Hank González.
La premisa es muy sencilla: el sistema biométrico utilizará el reconocimiento facial para “autenticar” a los clientes cuando quieran hacer pagos en línea.
Dicha tecnología toma en cuenta dos tendencias que los bancos han adoptado ya como mantra para hacer y promover operaciones: la utilización del smartphone y la biométrica para transacciones seguras.
Hank dice que en pocos días sus clientes podrán utilizar sus teléfonos para tomarse una selfie y con ello pagar servicios y hacer diversas transacciones.
Esa herramienta sofisticada conseguirá simplificar la tediosa marcación de contraseñas, evitando olvidos y mal uso por parte de eventuales delincuentes.
De acuerdo con ABI Research, pagar con selfie sigue la tendencia con que los bancos quieren abaratar los procesos, volverlos más seguros y a la vez jalar a los millennials con soluciones atractivas para ellos.
No están errados. Para muchos jóvenes, utilizar la huella digital o hasta la retina del ojo es un proceso natural a la hora de usar sus gadgets. Y hay negocio en esto.
La firma dice que para 2021, a escala global, los proveedores de biometría financiera tendrán ventas por más de 4 mil millones de dólares. Esto no solo será a través de los smartphones, sino también para tarjetas inteligentes y cajeros automáticos.
No es la primera vez que Banorte juega con la biometría. Ya desde principios del milenio, dice en Biometrics: Identity Verification in a Networked World, un grupo de investigadores liderados por Samir Nanavati, Banorte desplegó un sistema de quioscos en los que utilizaba “tarjetas inteligentes y sistemas biométricos” para trabajadores que no tenían cuentas bancarias. Entonces el quid de la cuestión radicaba en el uso de tecnologías de escaneo de huellas digitales. El sistema marcó un estándar global, a partir de las observaciones de los 4 mil clientes que sirvieron como grupo piloto, con una meta de 650 mil.
Ahora, Hank quiere que muchos de los 100 millones de usuarios de móviles en México sean parte de ese universo que pague solo con su linda cara.
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