El pasado sábado salimos del Teatro Degollado y la ceremonia de la entrega de los premios Ariel a lo mejor del cine mexicano con la excelente noticia de que Guadalajara será de nuevo sede para el Ariel de 2024. La experiencia de este año fue tan emocionante y la ceremonia tan atractiva y cálida que la planeación y organización del Ariel 66 se convertirá en un reto. ¿Cómo superar el excelente y moderno diseño y desarrollo de la gala con la emocionante paleta de géneros musicales y el buen ritmo de la entrega de estatuillas que creó un ambiente alegre y emotivo. El discurso de Leticia Huijara, presidenta de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, fue claro: Fue una profunda crisis la que causó que la edición 65 de los premios Ariel saliera por primera vez de la capital. Y fue el ofrecimiento de Jalisco, con su tradición de cultura, realización y divulgación cinematográficas, el que provocó que se realizara por fin un sueño largamente anhelado.
Resultó sumamente emocionante ver cómo el primer Ariel de la noche fue para **El año de la radio de Samuel Kishi. Su rostro, gestos y palabras de felicidad al recibirlo contagiaron con su alegría a los asistentes en el Degollado y se repitieron una y otra vez en los profesionales que pudieron subir al podio y recibir en sus manos la anhelada estatuilla de un hombre erguido que parece emprender el vuelo. Quizás no fue sorpresa pero me llenó de gusto que **Bardo. Falsa crónica de unas cuantas verdades fuera distinguida con ocho Arieles y que un emocionado Alejandro G. Iñarritú expresara su profunda satisfacción por haber vuelto a sus raíces y ser distinguido en México como lo fue con **Amores perros en 2001. Entre las películas con más nominaciones también resaltó **Huesera de Michelle Garza Cervera que obtuvo entre otros el Ariel a mejor opera prima, guión y efectos especiales. Con fluidez y júbilo las estatuillas llegaron a las manos de los festejados. El Ariel a mejor película para **El norte sobre el vacío de Alejandra Márquez Abelia hizo brincar de sus asientos y subir al escenario a un amplio y feliz grupo de colaboradores del filme.
La premiación de este año fue, además, especialmente emocionante por el número de mujeres que competían y fueron distinguidas. Para el Ariel a mejor dirección compitieron cuatro mujeres y de los cinco filmes nominados a mejor película, cuatro
fueron realizados por mujeres. La fuerza y resistencia femenina no sólo aparece en filmes como **La civil, por el que Arcelia Ramírez recibió un Ariel por mejor actuación femenina sino que llenó de significado la entrega de un Ariel de oro por su trayectoria a Marcela Fernández Violante, realizadora, guionista y académica, que, como egresada de la primera generación del CUEC, tuvo que luchar contra todos los obstáculos que como mujer encontró en su camino. Desgraciadamente Marcela Fernández no pudo recibir la estatuilla personalmente en la ciudad en la que su cortometraje **Frida Kahlo ganó Segundo lugar y Sombrero de Plata en el Festival Cinematográfico Internacional “Guadalajara” de Corto Metraje en 1971.
También Juan Mora Cattlet, el segundo homenajeado con un Ariel de oro, llenó el recinto con admiración. El realizador, académico e investigador social quien acudió en compañía del fotógrafo Toni Kuhn, recibió la estatuilla con la modestia, profundidad y sensibilidad educativa que caracteriza su obra fílmica y académica.
El rol y poder educativo del cine también llenó de sentido el Ariel de oro para el Departamento de Imagen y Sonido de la Universidad de Guadalajara. Como “discurso emocional y dramatizado” la ceremonia del Degollado incluyó un clímax: Después de un rapero y un cantante que entonó “Si nos dejan …” de José Alfredo Jiménez, entró a la luneta un mariachi que llenó el teatro de alegría. Melodía y letras fueron repetidas por los asistentes como si fuera un mensaje de resistencia. Quizás siga como lema para la edición del 2024.
