Ocurrió en Durango capital, el lunes pasado y bajo el falso argumento de que iría a pedir las calificaciones de su hija, Angélica de 52 años de edad entró a CBTIS 89, una preparatoria técnica ubicada en la calle Emiliano Zapata y Genaro Sánchez de la colonia Francisco Villa, el fin último de la mujer era enfrentar a una compañera de su hija que, al parecer, no le había devuelto una blusa y habría ocasionado que los demás compañeros hablaran mal de ella.
Angélica llegó acompañada de su hija y se encontró con otras dos menores, una de ellas con la que presuntamente tenía la disputa, de pronto la madre embravecida tomó de los cabellos a la chica de 17 años de edad en por lo menos tres ocasiones, la jaloneó y en uno de los estrujones la aventó, la menor tropezó con un portafolios y otra vez volvió a tomarla de los cabellos.
Indignante ¿No? De inmediato, las autoridades del plantel intervinieron y tomaron control de la situación, el subdirector del CBTIS 89 llegó al sitio donde se desarrolló el terrible incidente, pidió a las involucradas ingresar a la dirección para levantar un acta de los hechos y rápidamente del plantel educativo notificaron a los padres de la menor agredida quienes llegaron a la escuela para enterarse del conflicto.
Todo esto derivó en que Angélica saliera del plantel escoltada y arrestada.
La Vice Fiscalía de aquel estado absorbió las investigaciones y procederá en consecuencia.
Varios temas quedan sobre el tapete:
El primero es que bajo ningún argumento, un adulto puede atentar contra un menor de edad, no hay justificación, ni motivo, ni impulso que ampare vulnerar su integridad física, la segunda es la triste imagen de la jovencita que jamás se defendió, jamás metió las manos para evitar los golpes de Angélica y la tercera, la frustración de la familia de la adolescente, imagínese qué haría usted si se enterara que un adulto golpeó a su hijo ¡Ah! pero también quedan sobre la mesa los argumentos, en ningún momento lógicos de Angélica, quien seguramente también quiso defender a su hija, pero nunca, nunca bajo el amparo de la espada de Damocles, la de la justicia por propia mano.
Angélica se equivocó rotundamente y ahora deberá enfrentar las consecuencias ante la autoridad.
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