Quién de nuestra generación millennial y la anterior Generación X, no se puso un calcetín en el brazo para simular ser un integrante de los “Mosqueteros del Diablo”, mejor conocidos como el afamado trío de lucha libre: los Brazos. En lo particular yo lo hice varias veces, debo de confesar.
Parte de la segunda generación de la dinastía de los Alvarado se acaba de reunir en el pancracio celestial, dado que el carismático Brazo de Plata, mejor conocido en el colectivo popular como Súper Porky, ha sido llamado para estar con sus hermanos Brazo de Oro, el Brazo y Brazo Cibernético, junto a su madre y a su señor padre Shadito Cruz, de nombre de pila Juan Alvarado Ibarra.
Sin duda, una tristeza grande la partida de este luchador mexicano tan conocido y querido.
Existen cientos de historias de él, desde las más populares hasta las cómicas, pero su calidad, sencillez y personalidad siempre estuvieron en cada lucha que dio, sin tratar de ser diferente en la vida diaria, era igual, era auténtico, José Luis Alvarado Nieves llevaba a su personaje encarnado en su manera de ser a mucho orgullo. Además, de muy humano en todo momento.
Aunque hay que recordar que no siempre el Brazo de Plata tuvo sobrepeso, esto con los años fue adquiriéndolo. Hasta que increíblemente su nuevo apodo se le asignara por añadidura.
Súper Porky también es padre y un primogénito con algo que lo hacía especial, que así como a él le inculcaron la lucha libre, a sus retoños también los inspiró. Usted se preguntará, ¿quiénes son sus hijos? Pues ni más ni menos el que desenmascaró a Dr Wagner: Psycho Clown, el amado y carismático Máximo Sexy, la gran Goya Kong y Muñeca de Plata.
Decimos adiós a un personaje único e icónico de la lucha libre profesional de México, que fue parte de una época inolvidable de este deporte.
Más que éxitos de campeonatos que sí tuvo este “Mosquetero”, como el campeonato de tercias y de parejas, o rivalidades históricas como la que él junto a sus hermanos protagonizaban ante los Villanos y los Infernales; los Brazos eran de esa clase de luchadores que cada peso pagado en el boleto de entrada valía la pena. Luchas de calidad, muchas veces sangrientas, apasionantes de principio a fin. Competidores natos, siempre profesionales y respetuosos con el público.
Tuve la oportunidad de conocer al Brazo de Plata en mi faceta primero, como aficionado en mi niñez y juventud, cuando el Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL), aunque usted no lo crea, tenía los domingos su cartelera principal en el mismísimo Canal de las Estrellas de Televisa, a las 12 del día, ahí en la época de principio de los 90, ilusionaban a un nuevo público con sus actuares.
Para luego como promotor de lucha libre coincidir con él y algunos de sus hijos como Máximo, en eventos luchísticos, funciones varias, e inclusive en las diferentes Expo Máscaras siempre en apoyo del luchador y ex luchador profesional.
Alvarado Nieves fue profesional desde 1977, luchó para la NWA, UWA, el CMLL, la AAA, Independiente y la internacional WWE, por mencionar algunos circuitos profesionales o empresas de este negocio al que perteneció.
Empezó como enmascarado junto a sus hermanos, tapa que perdiera en esa mítica batalla de apuestas en Monterrey ante Villano I, IV y V en 1988, una función que causó demasiado impacto y revuelo, al grado que algunos medios la titularon “Hasta el Cielo Lloró”.
La última vez que pude platicar con el Brazo de Plata fue en un evento anual de la tradicional revista Box y Lucha, en la Ciudad de México, en diciembre del 2018. Recuerdo que ya no podía caminar muy bien por la enfermedad que tenía, traía hasta una andadera de apoyo, luego de una buena charla después que recibiera un reconocimiento a su trayectoria, me dice ‘acompáñame a bajar y seguimos platicando’.
Admirado por muchos y querido por otros, ese era Súper Porky. Descanse en paz.
Amador Gutiérrez Guigui
Twitter: @AmadorG_G