Acaba de suceder algo bastante vergonzoso, revelador y delicado:
Apareció un video en TikTok de una persona no binaria invitando a otra a meterse de “supervisore” o “capacitadore” electoral al INE.
Más se tardó este material en subir que gente bastante conocida del mundo de la comunicación en pedirle su opinión a sus seguidores a través de las redes sociales.
¿Como por qué tendría un profesional del periodismo mexicano que pedirle su opinión a la gente de un video de TikTok?
Ya desde ahí, malo el cuento. ¿Por qué? Porque como se trata de un mensaje de la comunidad LGBT para la comunidad LGBT hay que ponerlo a debate.
Si eres gay, lesbiana, bi, trans, queer o simple y sencillamente una persona no binaria, no te pueden dirigir mensajes así como así. Se tienen que debatir. ¿Así o más clara la homofobia? ¿Así o más claro el odio?
No, pero espérese, todavía ni empiezo. Se pone peor. A pesar de que este material estaba firmado por una cuenta personal de TikTok, ¿por qué no, reclamarle al INE en redes para subir los “views”?
¿Sí se da cuenta del bajo nivel de nuestros comunicadores? Están desesperados por hacer escándalo, por generar ruido donde no lo hay. Cero ética. Cero profesionalismo. ¡Todo mal!
Como había quedado claro desde un principio, el INE no tenía nada qué ver en esta historia ni tenía por qué explicar nada. ¡Ah, pero qué rico el escándalo y qué ociosa la ciudadanía que se enganchó!
¿De qué le estoy hablando? ¿Cuál es la nota? ¿Por qué es importante esta historia de la que obviamente no se habla en los medios tradicionales?
¿Conoce usted a Jesús Ociel Baena? Voy a empezar por aquí. Jesús es alguien particularmente importante en la historia reciente de nuestro país.
Es la primera persona abiertamente no binaria en formar parte de un tribunal electoral y en recibir una credencial para votar con fotografía donde se le reconoce así, como no binario.
Es “le primere magistrade”, “le primere consejere no binarie” no sólo de México, de toda América Latina.
Jesús, de Aguascalientes, es, para acabar pronto, “une héroe”, alguien que inspira, alguien que está haciendo la diferencia. Se merece todo nuestro respeto y admiración.
Y como parte de su generosidad, hizo un video que publicó en su cuenta de TikTok convocando a más personas no binarias a sumarse a esto.
¿Cómo? Convirtiéndose en “supervisore” o “capacitadore” electoral.
No sé si usted vio ese material pero es fantástico porque, más allá de todo lo positivo que representa, está perfectamente bien perfilado para las personas de la comunidad y habla hasta de los sueldos que se ganan en esas posiciones.
¡Pero cuál es el problema! Que como Jesús sale con los labios pintados, zapatos de tacón rojo, un bolso con los colores del arcoíris y un abanico gigante, había que atacarlo.
Por si esto no fuera suficiente, como en el video los participantes se dicen “jota”, “golosa”, y afirman que “les van a dar”, que quedaron “como pepa de pingüina” o “Yo com-pito”, ¡Jesucristo sacramentado!, eso no se puede permitir.
Vamos a decirnos la verdad: la buena comunicación no es buena porque sea “seria” y “fina”. La buena comunicación es buena porque llega a donde tiene que llegar, porque atiende a quien tiene que atender.
Por una combinación de vergonzosos antecedentes, durante muchos años, sexenios, se nos hizo creer que para comunicar bien había que vestir de cierta manera, hablar con determinadas palabras y comportarse de acuerdo a ciertas expectativas.
Para no hacerle el cuento largo, “las buenas conciencias” nos enseñaron que si usted era un hombre blanco, heterosexual, de traje, con acento neutro, solemne y bilingüe al inglés, era el mejor.
Hoy ya sabemos que nada de eso es cierto y a las pruebas me remito: Andrés Manuel López Obrador en “La mañanera”.
Y no sólo llevo años diciéndoselo yo en esta columna. Acaba de salir un libro buenísimo de David Bak Geler titulado “Ternuritas, el linchamiento lingüístico de AMLO” que profundiza en esto y más.
Jesús Ociel Baena, como el presidente, no está haciendo comunicación ni para el patriarcado ni para los conservadores. Le está hablando a su gente y entre ellas se dicen “jota”, “golosa” y mil cosas más.
Si no me cree, pregúntele a Wendy Guevara que es mil veces más líder que los periodistas que armaron este escándalo.
Vuelvo a lo mismo. Señoras de la ultraderecha, señores que se quedaron en los tiempos de Carlos Salinas de Gortari: no todo se trata de ustedes. Hay otro México. ¿Sí le dan chance?
Felicito públicamente a Jesús Ociel Baena por ser quien es, por hacer lo que hace y por animarse a compartir la democracia con las, los y les “miembres” de la comunidad LGBT.
Yo lo único que espero es que ese video sirva para que esos puestos de capacitador y supervisor del INE queden en manos de personas de la comunidad y para que mis queridos compañeros comunicadores reflexionen sobre lo que están haciendo cada vez que ponen a debate estas situaciones.
Una cosa es hacerlo porque genuinamente se trata de algo que amerite una revisión y otra mucho muy diferente hacerlo sólo por escándalo. ¿O usted qué opina?