Me encanta lo que está pasando con los Golden Globes. ¿Qué?, que cada año se convierten en un asunto más importante a nivel impacto y opinión pública.
Es como si súbitamente a todos nos hubiera dado por ver completas y dominar películas y series como Le Mans ‘66 y Fleabag. Es un fenómeno muy curioso de popularidad y de espíritu aspiracional.
¿Qué fue lo más importante de lo que vimos la noche del domingo pasado? No, no fue el sentido del humor de Ricky Gervais, tampoco lo que obtuvo (y no obtuvo) Netflix o la ropa de las estrellas.
La más importante de los Golden Globes de este año fue la profunda calidad de todos y cada uno de los títulos, de todas y de cada una de las luminarias que participaron.
¿Usted se atrevería a decir que Dolor y gloria es inferior a Parásitos, que Charlize Theron vale menos que Scarlett Johansson, que Anthony Hopkins es peor actor que Al Pacino o que The Morning Show está por debajo de Killing Eve?
¡Por el amor de Dios! Dese cuenta de lo afortunados que somos, del privilegio que tenemos de vivir en este 2020, donde las obras maestras sinceramente van y vienen.
Jamás habíamos tenido tan buen cine. Jamás habíamos tenido tan buena televisión.
¡Esa es la nota! ¡Estos son los premios Golden Globes!
Y yo quiero felicitar a los canales TNT y TNT Series por el magnífico trabajo que nos ofrecieron. Fuimos muchas las personas que extrañamos a Liza Echeverría en la alfombra roja, pero Lety Sahagún lo hizo excelente y pocos equipos pueden ser tan buenos como el que integran Axel Kuschevatzky, Rafa Sarmiento, César Cardosa e Ileana Rodríguez. ¡Bravo!
¡Histórico!
El domingo ocurrió un hecho histórico: Juguetón reunió 18 millones 125 mil 953 “sonrisas”.
No sé si se entienda o si nuestra capacidad de asombro nos permita comprender la magnitud de esto, pero jamás había ocurrido algo así ni en México ni en ningún otro lugar del mundo.
No me quiero ni imaginar la fiesta que debe de haber en Grupo Salinas, porque esto va más allá de cualquier campaña de responsabilidad social, esto es un acontecimiento que marca a un país, a una generación.
Las lecturas sin inmensas. No por nada grandes instituciones como la Secretaría de la Defensa Nacional, la Marina y la Unicef, más un montón de marcas de primera, apoyan este profundo acto de amor inventado por Jorge Garralda.
No por nada, muchos de los primeros niños beneficiados por este movimiento, cuando nació, ahora son los papás que están ayudando a los niños de hoy.
Por si todo lo que le acabo de decir no fuera suficiente, son 25 años de Juguetón. ¡Un cuarto de siglo!
¿Cuántas empresas de medios, en los cinco continentes, pueden presumir de haber consolidado una tradición tan grande, larga, exitosa y positiva? ¡Cuántas!
Me siento profundamente orgulloso de este gran logro y de decenas de situaciones que pudimos ver desde que comenzó la campaña como las transmisiones especiales de A quien corresponda, el discurso del domingo pasado de Guillermo Cueva, el banderazo en ADN40 o el pachangón de ayer por la tarde en a+.
¡Felicidades, señores! Cualquiera regala juguetes, pero no cualquiera cambia la historia de una industria, mucho menos la de un país, como lo han hecho ustedes. ¡Felicidades!
alvaro.cueva@milenio.com