¡Alerta roja! Breaking News! ¡Corte informativo! ¡Paren prensas! Llegó la noticia del año: hoy se estrena, por Paramount+, la serie Halo.
Es, por mucho, el más grande acontecimiento mediático, económico, social y, por supuesto, de absolutamente todas las ramas del negocio del entretenimiento, de los últimos años, a nivel mundial.
Como seguramente usted sabe, la industria de los videojuegos factura mucho más que la del cine, ha construido su propio imaginario colectivo y se ha convertido en el referente cultural número uno de millones de mujeres y de hombres en los cinco continentes.
Halo cambió la historia de los videojuegos con un montón de aportaciones técnicas y editoriales desde el día en que nació. Es el videojuego de los videojuegos, una auténtica religión que nunca ha dejado sorprender, de evolucionar y, por supuesto, de triunfar.
Halo es la serie de Halo, ese punto fantástico en donde la industria de los videojuegos se fusiona con la del cine para sumar audiencias, para multiplicar emociones y para crear un contenido como jamás se había creado alrededor de este concepto.
Sí, hubo varios intentos que trataron de vincular a Halo con diferentes ventanas del negocio de la cinematografía, pero nunca nadie se lo había tomado tan en serio, nunca nadie lo había hecho tan bien, hasta que llegaron las señoras y los señores de Paramount+, de la mano de la casa productora Showtime, para crear esto.
Le doy mi palabra como crítico profesional de televisión con más de 35 años de experiencia que esto es tan bueno que podríamos estar hablando del nacimiento de un universo cinematográfico tan importante, rico y poderoso, o hasta más, que los de Star Wars, Pixar, Marvel y DC.
Porque esto no nace sólo de la nostalgia, nace con todo el prestigio, con todo el poder y con todo el amor de los videojuegos, los “gamers”, sus familiares y amigos.
Por si todo lo que acabo de decir no fuera suficiente, la serie es increíblemente buena tanto para los fans del videojuego como para los que jamás han tocado una consola de este tipo en su vida.
No es que sea una experiencia tipo Star Trek o Battlestar Galactica. Es que su calidad es tan alta que le podría meter un susto a la nominada al Oscar Dune.
Todo el capítulo uno es grandioso, desde la primera hasta la última escena, pero cuando llegamos al dos aquello crece, crece y crece hasta revolucionar cualquier cosa que exista en el mercado.
Por favor no se vaya a imaginar que la serie es un videojuego. Es una serie, una superproducción como para que se pongan a temblar en House of The Dragon y Lord of The Rings.
Y es que, no se usted, pero yo jamás había visto esos efectos especiales ni en cine ni en televisión y menos combinados con una historia tan llena de valores, tan llena de heroísmo y tan de las generaciones de hoy.
Tampoco se imagine la historia del videojuego. Halo, la serie, parte de Halo, el videojuego, de muchos de sus recursos, hasta de sus voces originales, y catapulta el concepto.
Yo lo amo porque a diferencia de lo que se está haciendo en otros lados, esto no se inventó hace más de 70 años, no viene de un libro viejo ni es un spin-off que quiera estirar un éxito reciente.
Es entretenimiento del siglo XXI para el público del siglo XXI.
Hoy nace un clásico. Hoy cambia la historia del entretenimiento mundial. Hoy llega Halo a Paramount+. Prohibido perdérselo. Prohibido. No busque más. Métase ya. Ahí nos vemos.
alvaro.cueva@milenio.com
