El mundo está mal. Los algoritmos que rigen nuestra vida quieren guerra. Insisten en que utilicemos el hashtag #terceraguerramundial.
¿Pero sabe qué es lo más maravilloso? Que como si los países involucrados se hubieran puesto de acuerdo con la industria del entretenimiento, en medio de todo eso se estrenó, en la plataforma MAX, “El simpatizante”.
¿Qué es? La nueva joya de HBO, una miniserie verdaderamente imperdible que no le pide nada al recuerdo de “Chernobyl”.
¿Y? ¿Qué tiene de emocionante? ¿A qué viene al caso con todo lo que le acabo de decir?
Que “The Sympathizer” habla de la guerra, de una guerra que fue, es y será particularmente dolorosa en el imaginario colectivo de Estados Unidos y de muchos países más: la Guerra de Vietnam.
¿Cuál es la nota? Que en esta producción de Park Chan-Wook, el responsable de titulazos como “Snowpiercer” y “The Little Drummer Girl”, no nos está contando la Guerra de Vietnam desde el punto de vista estadounidense sino desde el de los vietnamitas.
Por si esto no fuera lo suficientemente atractivo, estos genios ponen sobre la mesa algo que no es muy común en Hollywood: una guerra no sólo se vive mientras se está peleando, continúa en la memoria. ¡Y vaya que hay memorias alrededor de lo que sucedió en aquel entonces!
No, pero espérese. Todavía no le digo lo mejor: “El simpatizante” es una miniserie de espías. No tiene usted ni la más remota idea de lo apasionante que es.
No le voy a contar detalles para no arruinarle la experiencia, sólo le diré que los últimos 15 minutos del capítulo uno de este concepto son magistrales.
Imposible verlos y no gritar una y otra, y otra vez. Y es que cuando uno piensa que no puede ocurrir algo más fuerte, más espectacular, ocurre algo más fuerte, más espectacular.
Y vuelve a ocurrir, y vuelve a ocurrir, y vuelve a ocurrir hasta rematar con lo que quedó abierto en la escena uno para terminar de construir una estructura circular perfecta, impecable.
Jamás imaginé ver un trabajo sobre Vietnam tan prodigioso. Aquí sí se dicen muchas cosas que nunca nos explicaron sobre este conflicto. Cosas que, nos guste o no, nos ayudan a entender lo que pasa en el mundo hoy.
Para que entienda el tamaño de superproducción de la que estamos hablando, aquí sale la crema y nata de oriente y de occidente. Por el lado de Estados Unidos tenemos al mismísimo Robert Downey Jr. Y por el de Asia, a nuestra amada Sandra Oh de “Killing Eve” y “Grey’s Anatomy”.
Aunque, claro, cuando hablamos de Asia, en este caso, hablamos de puras superestrellas de allá como Hoa Xuande (“Cowboy Bebop”), Toan Le (“Bigfoot”) y la cantante vietnamita Nguyen Cao Ky Duyen (“The Rich Woman”).
Perdón que insista: ¿Sabe usted lo que es ver a Robert Downey Jr. en miniserie? Es Robert Downey Jr. “Ironman”. El de “Oppenheimer”. El que acaba de ganar el Oscar. Y con esto se va a ganar el Emmy. Usted nomás acuérdese de lo que le estoy diciendo.
HBO tiró la casa por la ventana, como en los viejos tiempos, y contrató a un equipo de escritores encabezado por gente como Naomi Iizuka (“The Terror”) y Anchuli Felicia King (“Mary & George”), y eso me llena de placer.
Y ni nos metamos con los valores de producción porque entonces sí no vamos a acabar nunca.
“El simpatizante” recrea una época, un momento. Es nostalgia, es crítica. Tiene lo mejor de dos mundos. Es justo lo que tenemos que ver.
Luche con todas sus fuerzas por ver ya, pero ya, “The Sympathizer” en MAX. Le va a gustar. De veras que sí.
