Me duele que ya no le importe a nadie comentar los finales de las telenovelas.
Se me hace una absoluta falta de respeto. Es decirle a las audiencias: qué pena por usted que pasó tantas semanas regalándonos su preferencia.
Es decirle a los anunciantes: ya cobramos, ya pasamos sus anuncios. ¡A lo que sigue!
Es decirle a la multitud que hizo esto posible: antes digan que les dimos chamba. Ni se quejen.
¿En qué momento la industria de los melodramas seriados, la que por definición es 100 por ciento emocional, se convirtió en una cosa tan fría?
Cuando una telenovela se va a acabar, cuando se está acabando y después de que acaba, por la más elemental educación hay que hablar, compartir sentimientos, contar anécdotas.
Ya no pido que se produzcan programas especiales como los que se llegaron a hacer en el pasado (y que las series en inglés de HBO, AMC y muchas otras casas productoras le copiaron a México, hoy podcasts).
Pido que volvamos a estrechar los lazos entre los contenidos, las audiencias, los anunciantes y la gente que trabaja en esto.
Mañana viernes 10 de noviembre, por ejemplo, termina “Ellas soy yo” en Las Estrellas y aunque de repente hay “mencioncitas” en algunos programas como “Hoy”, no puedo creer el silencio.
“Ellas soy yo” es una verdadera revolución en la historia de la comunicación mexicana.
¿Cuándo había visto usted que alguien abriera su corazón de esa manera?
Gloria Trevi no sólo contó lo que de una manera u otra muchas y muchos ya sabíamos, desnudó su cuerpo, su mente y su alma a límites insólitos.
Tuvimos una lectura íntima, pero también una lectura social. Aprendimos de leyes, de lo que hay detrás del mundo del espectáculo y de lo que es la manipulación, pero también aprendimos de vocación, de talento y de algunos de los más olvidados valores humanos como el perdón.
No me perdí ni una sola escena en VIX y puedo hablar de una cadena de aportaciones editoriales y cinematográficas.
No cometa el error de las personas que no saben de esto, que miran dos minutos y atacan en las redes sociales como si se tratara de “The Crown”.
Son las mismas que comparten cualquier mentira que les llega a sus celulares, las que sembraron el pánico durante la pandemia, las que no paran de alimentar el odio rumbo a las elecciones presidenciales de 2024.
“Ellas soy yo” se hizo para el público más humilde de México, para el más propenso a padecer situaciones como las que vivió Gloria Trevi.
A lo mejor usted, que es muy culto y rico, está acostumbrado a ver imágenes muy fuertes pagadas con presupuestos multimillonarios y todo el tiempo del mundo para filmar.
Las audiencias de esta producción de Carla Estrada, no. Podría jurar que muchas de esas muchachas, que muchas de esas madres de familia, jamás habían visto abortos, castigos físicos ni muchas de las monstruosidades que vimos aquí.
Menos así, con esa crudeza, con esas limitaciones económicas y con esos tiempos de grabación.
Es verdaderamente heroico lo que sucedió en “Ellas soy yo”. ¿Por dónde quiere que comience? ¿Por el magnífico trabajo de tantísimas actrices y tantísimos actores o por el hecho de ver a Gloria Trevi interpretando a Gloria Trevi?
Y no, no se confunda. Hubo momentos de una crueldad insoportable, pero era una crueldad necesaria para que entendiéramos la grandeza de Gloria Trevi, para que apreciáramos su resurrección, para que entendiéramos su importancia, su vigencia, las claves por las que fue, es y seguirá siendo una de las grandes diosas del espectáculo internacional.
¿O qué? ¿Hubiera preferido usted que quitaran cosas? ¿Cuáles? ¿Lo del secuestro? ¿Lo de los calendarios? ¿Lo de la inseminación artificial?
¡No! Hubiera sido como mentir, como endulzar esto que de una manera u otra es la historia de muchas y de muchos, que de una manera u otra sirve de enseñanza.
Podría estar horas y horas escribiendo de esta serie, que no es un chisme. Lo único que quiero es pedirle un favor: luche por ver en Las Estrellas lo último de esta gran historia del mundo real que, insisto, acaba mañana.
No le voy a vender trama pero el cierre es magistral, histórico. Hay varios momentos donde dan ganas de llorar. Hay varias secuencias que ayudan a sanar.
Y el epílogo, con la presentación a prensa de la mismísima serie, es precioso.
Me duele que ya no le importe a nadie comentar los finales de las telenovelas.
Cambiemos la ecuación y hablemos del final de “Ellas soy yo”. ¡Felicidades!