Hoy viernes 17 de octubre se estrena en VIX la temporada final de “Con esa misma mirada” y si usted siente el más mínimo amor por las telenovelas, por la series y por las películas que hacemos en este país, la tiene que ver.
Yo nomás se lo digo así: el día en que esto se estrene en televisión abierta, en Las Estrellas, se van a romper todos los niveles de audiencia habidos y por haber.
¡Qué privilegio poder ver algo tan bueno, tan contundente, desde ahora!
Sí, yo sé que a un nivel muy superficial el juego es comparar este título con todas sus versiones anteriores, especialmente con “Mirada de mujer”. Y está bien. Eso empodera a muchas personas.
Pero, la verdad, es que estamos ante una experiencia mucho muy profunda, contundente y llena de sorpresas.
Yo no sé cómo le hicieron las adaptadoras Jimena Romero, Gilma Peña y María J. Acero para darle tantos giros tan creativos, tan afortunados, a una obra maestra como la que escribió, en su momento, el maestro Bernardo Romero Pereiro.
Pero lo consiguieron regalándole a las actrices, a los actores, oportunidades de oro para crear donde nadie más lo había hecho.
Tuve el privilegio de ver esto con anticipación y sigo tratando de digerir tantas ideas, tantas emociones, tantos escándalos.
Desde que se estrenó la primera temporada de este material, he buscado la manera de detenerme en el trabajo de ciertas personas, especialmente en el de aquellas que jamás serán tomadas en cuenta ni por los algoritmos ni por los influencers.
Hoy ya no puedo porque todos, absolutamente todos los talentos, al llegar al clímax de esta historia, alcanzan niveles sorprendentes.
Iliana Fox se avienta una de las mejores actuaciones de su vida. ¡Y mire que la señora nunca para de ofrecernos interpretaciones memorables!
Nunca me cansaré de señalar que Sofía Castro, que Ivanna Castro y que Nicolás Haza hacen un trabajo brutal, inmenso.
Aquí hay gente que brilla porque brilla, desde Fernanda Borches hasta Gonzalo Vega Jr. pasando por Juan Ríos Cantú, Nayeli Ortiz, Ximena Herrera, Andrea Aldana, Pamela Almanza, Diego Klein e Iván Sánchez.
Blanca Guerra, figura fundamental de “Amanecer”, demuestra aquí por qué es quien es en el universo cultural mexicano. ¡Inmensa! De veras.
Está de más que le diga que Angélica Rivera, que ya nos había dejado con la boca abierta, multiplica todo lo que había conseguido en esta pieza tan, tan, pero tan especial.
Hay una escena de una boda, espeluznante. Lo del microbús, tremendo. ¿Pero qué tal con la entrevista, con lo de alcohólicos anónimos y con lo del hospital?
La casa productora Argos lo volvió a hacer, volvió a regalarnos una joya del cine nacional, expresada a través del lenguaje de las series, donde, en un acto de perfecta congruencia, nos da, nos sigue dando, entretenimiento, calidad y reflexión.
Por lo mismo, ¿cuál es la nota? El contenido. En estos capítulos pasan tantas cosas tan fuertes, tan preocupantemente cotidianas, tan actuales que hasta miedo me da.
No sólo es hablar de violencia de género, de clasismo, de tragedias inesperadas, de acoso sexual ni de muchos otros asuntos. Es hacerlo desde nuevas perspectivas, desde la visión de una nueva generación que tenía que apoderarse de este clásico de la televisión latinoamericana.
Luche con todas sus fuerzas por ver ya, ya, pero ya, la temporada final de “Con esa misma mirada” en VIX. Le va a gustar. De veras que sí.