Ayer lunes 27 de octubre llegó a la pantalla de Las Estrellas “Los hilos del pasado”, la más reciente producción de José Alberto Castro.
¿Cuál es la nota? Que estamos ante una de las mejores telenovelas mexicanas de los últimos años.
¿Por qué? Porque esta nueva versión de “Cristal” (1985), de la inmensa Delia Fiallo, posee una de las combinaciones más perfectas de talento y valores de producción que hayamos visto en este país desde que comenzó el siglo XXI.
TelevisaUnivision sabe que este melodrama seriado va más allá de lo que estamos acostumbrados a ver y en un acto de generosidad que no presenciábamos desde hace mucho tiempo, decidió mandarle un mensaje de amor a nuestras hermanas y a nuestros hermanos que viven en Estados Unidos y estrenó este título allá antes.
Por primera vez tenemos una telenovela mexicana que está viajando al mismo tiempo en tres direcciones: la de la televisión abierta de Estados Unidos, la de la plataforma VIX (donde llevamos un adelanto de más de 35 capítulos) y ahora la de la televisión abierta privada nacional.
Véala usted por donde quiera pero véala. “Los hilos del pasado” es el más hermoso recordatorio de lo que fue, es y será por siempre la gran telenovela latinoamericana.
Decir esto hoy es muy fuerte porque, como parte de la guerra ideológica que padecemos desde hace muchos años, la palabra telenovela perdió la posición que tenía y muchas personas la han sustituido por otras sin darse cuenta de que al hacerlo le están negando su valor a una de nuestras más poderosas aportaciones culturales.
Y para que esto funcione como lo que es, como una telenovela, necesitamos chisme, necesitamos escándalo, necesitamos el sabor de lo prohibido. ¡Pues vamos a darle!
¿De qué trata “Los hilos del pasado”? ¡Deje usted de lo que trate! Es un refrito de “El privilegio de amar” (la primera adaptación de “Cristal”).
No sé usted pero yo quiero ver la cara de Carla Estrada, la productora de aquella joya.
¿Qué dice? ¿Qué opina? ¿La considera mejor, peor, igual? Ella no la tuvo fácil y a pesar de eso, con aquellos libretos de la gran Liliana Abud, le dio a Televisa la telenovela mexicana con mayor alto “rating” promedio de todos los tiempos.
“El privilegio de amar” tuvo más “rating” desde que empezó hasta que acabó que “Cuna de lobos”, que “El extraño retorno de Diana Salazar”, que cualquier otra cosa que usted quiera, guste y mande.
Y esas cifras nadie las ha podido igualar hasta el día de hoy. ¡Nadie! ¿A poco la suma de lo que se está logrando en Estados Unidos, VIX y ahora en Las Estrellas va a superar esos números?
Ah, pero usted quería chisme. Vamos a comparar. A comparar escenas: Diana Bracho y Marga López contra Azela Robinson, Adela Noriega contra Bárbara López, Helena Rojo contra Yadhira Carrillo.
¿Quién gana? ¿Quién pierde? Y si usted se quiere divertir en grande, le suplico que compare contra “Cristal”: Lupita Ferrer contra Yadhira Carrillo, Jeannette Rodríguez contra Bárbara López, Zoé Ducós contra Azela Robinson.
Ya si usted se quiere ver bien maldita, bien maldito, comparemos contra “Triunfo del amor” (el más reciente refrito de “Cristal”).
Hasta aquí tenemos chismecito del corazón. Lo que todo el mundo hace ahora en las redes sociales. Y está bien. Si no hay chisme no hay telenovela. Si no hay chisme, las audiencias no se empoderan. Y este género existe para empoderar al público.
¿Pero le gustaría a usted llevar esto a un nivel peligrosamente alto? Vamos con la Iglesia Católica a preguntarle por los sacerdotes con hijos: por los que tuvieron sexo antes, durante y después del seminario.
Es muy valiente lo que está pasando aquí porque, le guste a quien le guste o le moleste a quien le moleste, en los años 80, con todo y la censura del gobierno, podíamos tocar estos temas en las telenovelas. Hoy, no.
Si esto no fuera un clásico, si esto no fuera un refrito, ni remotamente pasaría los filtros de la supervisión interna de nuestras “modernísimas” televisoras de 2025.
Las historias que se están creando en la actualidad son asquerosamente conservadoras, cobardes y convencionales. Aunque tengan sexo. Aunque tengan narcos. Por eso no trascienden. Por eso nadie las volverá a hacer dentro de 40 años.
Es en este punto donde tenemos que decir: ¡Gracias, Delia Fiallo, por atreverte a romper esquemas! ¡Gracias, José Alberto Castro, por atreverte a meterte con esto y más! ¡Gracias, TelevisaUnivision, por atreverte a recordarle al mundo un poco de lo mucho que eres! ¡Gracias!