Si alguien ha sido duro criticando a Teletón, el programa de televisión, he sido yo.
¿Por qué? Porque solo así se pueden conseguir resultados.
Bueno, con la misma dureza que ha caracterizado mi pluma desde la primera vez que escribí de este evento, hoy le digo, con gusto, que lo que usted, millones de mexicanos y yo vimos el sábado pasado fue el mejor Teletón de todos los tiempos.
El más profesional, completo, amoroso, confiable, corto, espontáneo, diverso, sensato, libre, moderno, divertido, honesto, dinámico y transparente. ¡Una cátedra de televisión!
¿Cuál es la nota? Que todo esto que le acabo de decir, que es exactamente lo que casi nadie quiere hacer en la industria de la televisión mexicana, dio resultados.
¿Sí se da cuenta? Es mentira que a los televidentes de este país solo les gusta la basura, que lo bueno no vende, que la calidad no funciona.
Si Teletón en 16 horas consiguió 602 mil 170 visitas y 327 millones 267 mil 551 pesos, ¿se imagina todo lo que nuestras televisoras podrían lograr si se aplicaran?
¿Cuál es la nota? La humildad de Fundación Teletón, que en lugar de justificar sus errores, supo escuchar las críticas y corregir.
¿Cuántas instancias más han corregido en los últimos años? ¿Cuántas han tenido la madurez para aceptar una crítica?
Teletón 2015 fue de una belleza excepcional. Muchos profesionales de la televisión tendrían que verlo minuto a minuto y aprender.
En ese programa están las claves de lo que debe ser la televisión abierta de aquí a los próximos años y yo me siento muy orgulloso de todos los que participaron en él.
Obviamente no fue una transmisión perfecta en cuanto a sutilezas técnicas, pero fue un monumento de transmisión.
Usted nada más póngase a pensar en lo que fue organizar, producir, conducir y sostener tantas cuestiones, en tantos puntos del país, al mismo tiempo.
Y todo salió precioso, en un tono fantástico, dándole su lugar a los niños, integrando a personalidades de muchos medios y de muchas marcas, con un desfile de contenidos impresionante.
Tuvimos desde cápsulas científicas hasta la divulgación de derechos, pasando por unos segmentos cómicos deliciosos, por buenos números musicales, por unos recorridos espectaculares, por unas actividades insólitas y por una admirable estructura a base de resúmenes y adelantos.
¿Y qué me dice del manejo de redes sociales? Nadie como Teletón 2015 para ir del Periscope al Twitter y del Facebook al Instagram sin perder el rumbo.
Esto, que suena muy obvio, no lo hace casi nadie y menos con un programa de este tamaño.
Ya quisiera ver a la gente de las transmisiones más complicadas del mundo, como las de algunos eventos deportivos y musicales, lidiando con todo lo que lidiaron los responsables de esta maravilla el sábado pasado.
Y a Teletón 2015 nadie le va a dar un Emmy, ni primetime ni internacional. ¡Qué pena!
Pero el mejor premio fue lo que todos vimos el 12 de diciembre, los resultados y la certeza de que con lo que recaudado se va a garantizar la operación de todos los Centros de Rehabilitación e Integración Infantil Teletón.
¡Felicidades! De veras. ¡Felicidades!
Ahora viene lo bueno, Teletón 2016. ¿Se sostendrán las 602 mil 170 visitas? ¿La meta será superarlas? ¿A alguien se le ocurrirá algo todavía mejor?
Nos vemos en 12 meses para averiguarlo. Por lo pronto, quedémonos con esta fabulosa sensación de éxito, del éxito de todos, del éxito de Teletón.
¡Pobre virgen!
Seré breve. Estoy furioso con todas "las mañanitas" que vimos que le hicieron y le cantaron a la Virgen de Guadalupe la noche del viernes pasado.
Esto ya perdió todo su sentido, es una burla, algo que se hace nada más porque se tiene que hacer.
Ojalá que los muchos o pocos canales nacionales e internacionales involucrados tuvieran los pantalones que Fundación Teletón tuvo para escuchar, atender y mejorar.
¿En qué me baso para decirle esto? Primero, en lo de siempre. En que todas, absolutamente todas las televisoras involucradas, engañaron a la gente combinando con sus transmisiones en vivo, el canto de unas "mañanitas" grabado con anticipación.
Se ve del nabo que por un lado tengamos aquella multitud alucinante adorando a Santa María de Guadalupe y, por el otro, a unos talentos cada vez más equis cantando (muchas veces con playback) en una basílica vacía, oscura, pelona, horrible.
Y, segundo, en que cada vez tenemos menos opciones. Yo pensé que ante la ausencia de Cadentres, Grupo Imagen iba a trasladar su tradicional transmisión especial a ExcélsiorTV.
Pero no, en lugar de eso puso un infomercial... ¡cristiano! ¡La competencia de la Virgen!
¿Ahora entiende cuando le digo que estoy furioso? Qué diferencia con la radio donde talentos como Mariano Osorio hasta se inventaron maratones de más de 40 horas para cubrir bien este asunto.
¡Qué diferencia! ¡Qué vergüenza! ¿O usted qué opina?
alvaro.cueva@milenio.com