Política

Matrimonio gay

  • En Corto
  • Matrimonio gay
  • Alejandro Maldonado

No. No creo en el llamado "matrimonio" entre personas del mismo sexo. Tampoco considero que la legalización de este tipo de uniones constituya un avance social. Creo en el diseño de Dios: un hombre y una mujer; que disfruten de la intimidad plenamente fundiéndose en un mismo ser. "Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán una sola carne".

Desde el primer capítulo del libro de Génesis, -"orígenes"-, queda claro que Dios mismo es quien establece el concepto de matrimonio, constituyéndolo de manera precisa, y otorgándole su bendición: "Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla".

Personalmente me considero un experto en evadir las normas establecidas por Dios; en consecuencia, admito que soy un vil pecador. Y también sé, por experiencia propia, que el violentar las normas divinas jamás acarreará un buen resultado ni en esta vida ni mucho menos en la venidera. El pecado siempre estará acompañado -tarde o temprano- de pérdida, dolor, sufrimiento, destrucción y muerte, tanto física como espiritual.

En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo advierte: "¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios".

Visto así, legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo sería equiparable a legalizar el adulterio, la fornicación, el robo, la corrupción, la avaricia, el alcoholismo, la estafa, etcétera.

El problema de fondo es que hemos expulsado a Dios de nuestra existencia. Queremos vivir en su mundo como si nosotros fuéramos los creadores y no las criaturas. Suponemos que somos más listos y sabios que Dios mismo. No nos damos cuenta que él nos ama. No percibimos que sus normas fueron establecidas para nuestro bienestar y provecho.

La solución para el pecado no está en nosotros. Dios proveyó en Jesucristo perdón y salvación. Debemos volvernos a él en lo individual. Permitir que él entre en nuestro corazón y gobierne nuestra vida. Cree y verás.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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