Cuenta Jorge Volpi, el escritor que hace un mes ganó el Premio Alfaguara de Novela, con un libro titulado Una novela criminal, que en el caso que él detalla en su historia, “la autoridad encargada de consignar, hace lo posible por viciar el proceso…”, asunto que termina por dar un final inesperado.
El relato sin ficción de Volpi, amigo lector, profundiza en el famosísimo caso de Florence Cassez ocurrido en 2005, cuando se le capturó y sentenció a 60 años de prisión, y que posteriormente evidenció uno de los mayores montajes policiales de la historia moderna de México.
Como seguramente recuerda, Cassez fue la protagonista de un importante caso legal que tuvo que ser desahogado en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), instancia que ordenó en enero de 2013 liberar a la ciudadana francesa.
“Es una novela sobre la búsqueda de la verdad” y que “reactiva el debate sobre nuestro sistema de justicia”, dijo Volpi y aclara que toda la historia narrada está estrictamente basada en los expedientes y declaraciones.
Recordemos que en este caso que fue hasta un problema diplomático, la policía a cargo obligó a las víctimas y secuestradores a fingir que el rescate que se televisó en vivo era real, cuando en realidad se había realizado varias horas antes.
La secuestradora (porque se le dictó sentencia y pena) salió en libertad porque al revisarse su caso, el juez determinó que el montaje de televisión violó el debido proceso.
¿Era culpable la francesa? Tal vez sí, porque se le juzgó; pero tal vez no porque salió libre. Nunca lo sabremos, porque se violó el debido proceso.
Este asunto, estimado lector, de no hacer correctamente el trabajo para consignar un delincuente, es tan grave como preocupante, porque no ayuda a consignar a los delincuentes y le resta confianza a la justicia.
La semana pasada, los doctores salieron en defensa del médico que operó a un pequeño y por una serie de circunstancias murió.
Los padres demandaron al doctor y fue encarcelado por el delito de homicidio doloso, donde se presume que el médico deseaba asesinar al pequeño, asunto muy extraño.
El viernes, el doctor Luis Alberto Pérez Méndez salió en libertad, porque su abogado acreditó que se le violentó el debido proceso, esto porque el dolo eventual se encontraba regulado en el Código Penal de Oaxaca de hace tres años y ahora ya no existe, no está regulado en el nuevo, aun así se lo impusieron al médico.
En este caso aún no sabemos si el doctor es culpable de la muerte del pequeño Edward, pero se le libera para que lleve su juicio en libertad, se le violó el debido proceso al juzgarlo con un Código Penal viejo y sin vigencia. Algo de justicia se ha hecho aquí.
Como todos sabemos, a Jaime Rodríguez Calderón se le permitirá estar en la boleta de elecciones como aspirante independiente a la Presidencia. La Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación dictaminó y sentenció que se violó el debido proceso en el INE y ordenó que se le incluyera en la boleta de la elección.
Se supone que la falta de una audiencia de revisión y el cambio de reglas durante la recolección de firmas dieron por conclusión que se violentaron los derechos de El Bronco y por la cantidad tan pequeña que faltaba de firmas acreditadas, se le otorga la candidatura.
En este asunto, amigo lector, hay que decir que sí había firmas que no cumplían los requisitos y que se presume que eran falsas, pero eso no importa, porque se violó el debido proceso.
Sin duda las autoridades deben hacer bien su trabajo y completar correctamente los procesos, sin vicios, cabos sueltos o abusos; de lo contrario, estas resoluciones seguirán siendo muy comunes. Tanto, que benefician a culpables e inocentes por igual, y con eso nunca sabremos si son o no culpables Florence Cassez, Luis Alberto Pérez Méndez y El Bronco… o usted, ¿qué opina?
alejandro.gonzalez@milenio.com