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Nada garantiza que desacelerar la economía frenará la inflación

  • Columna de Alejandro Gómez Tamez
  • Nada garantiza que desacelerar la economía frenará la inflación
  • Alejandro Gómez Tamez

Muchos economistas que analizan la ola de inflación que nos está afectando, predicen que ésta alcanzará su nivel máximo en algún momento entre el segundo y tercer trimestres de este año y comenzará a disminuir paulatinamente. Muestra de ello es que en la más reciente Encuesta de Expectativas Económicas del Banxico, los analistas consultados estiman que la inflación de precios al consumidor cerrará este año en 6.88% y que será de 4.40% al término de 2023. De igual forma, el promedio obtenido de la más reciente Encuesta Citibanamex de Expectativas muestra el mismo fenómeno, con una inflación pronosticada de 6.75% para 2022 y de 4.22% en 2023. Con el hecho de que la inflación anual fue de 7.58% en la primera quincena de mayo y lo que está sucediendo en el mundo y en México, ¿Tienen algún sustento estas expectativas?

Destacan dos argumentos que “justifican” esta idea de que la inflación descenderá en lo que resta del año y en 2023: uno que tiene que ver con un ajuste automático de los mercados y otro, que implica la intervención del banco central. El primero se resume en el hecho de que la mejor cura para los precios altos es precisamente los precios altos. Esto se debe a que los precios elevados provocan la destrucción de la demanda por algo denominado “efecto ingreso”, lo que implica que si el ingreso de las personas es fijo, el alza de precios hará que su ingreso disponible le alcance para comprar cada vez menos productos, lo que a su vez ocasiona una eventual disminución real de la demanda y por lo tanto menores presiones inflacionarias. El segundo argumento tiene que ver con el “efecto monetario”, que implica que si el banco central reduce la oferta monetaria, hay menos dinero para comprar bienes y servicios. El asunto es que ese apretón monetario se traduce en mayores tasas de interés, lo que a su vez reduce la inversión y el consumo privado de la demanda agregada, por lo que habría menores presiones al alza en los precios.

Como puede verse, ambos argumentos llevan consigo una caída de la demanda de bienes y servicios (uno de manera natural y el otro de forma artificial), lo que ocasiona una desaceleración económica, que podría acabar en recesión.

En este marco teórico, la gran incógnita (más allá de las expectativas optimistas de que la inflación disminuirá este año y seguirá bajando el que sigue), es si la disminución de la tasa inflacionaria será lo suficientemente relevante como para justificar el impacto que habrá en la dinámica económica. En otras palabras, habría que preguntarse si las alzas en tasa de interés que realizará la Junta de Gobierno del Banco de México (mismas que pudieran llegar hasta el 9.5% este año según el Grupo Financiero Banorte), ocasionarán que la inflación efectivamente baje de acuerdo con lo pronosticado por el Banxico y cuál será el costo de esta medida en cuanto a menor producción y empleo.

Inflación en el mundo

Podemos señalar que las presiones inflacionarias a nivel global por los precios de los alimentos y energía, continúan fuertes. De hecho, en su Informe Trimestral, el Banco de México identifica como riesgos al alza para la inflación mundial a los siguientes posibles acontecimientos:

Un agravamiento del conflicto entre Rusia y Ucrania que pudiera derivar en efectos de segundo orden en la formación de precios; Una mayor duración o la intensificación de los desajustes entre la demanda y la oferta globales ante un posible agravamiento de los cuellos de botella derivada del conflicto bélico y/o de la imposición de restricciones para hacer frente a la pandemia, especialmente en China; Mayores presiones salariales ante el apretamiento de los mercados laborales o por efectos de segundo orden de la inflación;

Depreciaciones cambiarias en algunas economías emergentes ante una posible reducción más acelerada del estímulo monetario en las economías avanzadas o ante una recomposición de portafolios derivada de episodios de mayor aversión al riesgo; y un aumento en las expectativas de inflación que afecte al proceso de formación de precios.

Inflación en México

Gran parte de la inflación que presenta México es importada por lo que está sucediendo en otras partes del mundo. Nuestras importaciones representan casi el 40% del PIB, por lo que un alza de precios en el extranjero nos va a repercutir, sobre todo porque es un problema generalizado en los continentes americano y europeo.

Dado lo anterior, es obligado el preguntarse si las alzas previstas en la tasa de interés objetivo del Banco de México (así como las que ocurrirán en Estados Unidos), servirán para mitigar la inflación o solo causarán daños a los bolsillos de empresas y familias.

A manera de conclusión, podemos mencionar que la lucha contra la inflación apenas comienza. Es incierto que la mayor desaceleración económica causada por los bancos centrales vaya a ayudar a controlar la inflación, al menos en el horizonte de tiempo previsto. No hay forma de saberlo. Nos esperan tiempos difíciles, porque los apretones monetarios tendrán costos aparejados, además de grandes riesgos, como lo es el que la inflación se mantenga alta y que se descarrile el proceso de crecimiento económico, mismo que ya ha sido debilitado por la combinación de cosas negativas que han sucedido este año como la guerra en Ucrania, el Covid en China y precisamente la alta inflación.

Alejandro Gómez Tamez *

alejandro@gaeap.com

@alejandrogomezt

* Director general gaeap

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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