La carrera sucesoria en el pasado era una competencia de cien metros planos, pero con la nueva forma de gobierno impuesta por la 4T, se convirtió en un maratón de largo aliento y cuando esto ocurre, un mal paso puede ser determinante.
El escándalo que abraza al senador Alejandro Armenta, donde su coordinador de asesores muestra un vehículo de lujo valuado en cerca de cinco millones de pesos, echa por la borda la narrativa de la austeridad, primero republicana y luego franciscana.
Sus excentricidades no quedaron en el terreno de lo privado, sino que gozaba de presumirlas en redes sociales, sabedor de su cercanía con uno de los personajes más importantes de la política poblana, quien quiere ser gobernador.
No es el AUDI R8, un vehículo de alta gama que solo pueden adquirirlo apenas un puñado de personas, sino las dudas que surgen para aclarar de donde provienen los recursos.
¿A poco trabajar al lado del senador morenista es tan redituable para pagar por adelantado un vehículo de tales características?
Porque el argumento de que logró obtener el vehículo a través de un crédito, es un cuento chino, ya que antes de subirlo a un barco comercial desde Alemania, el total del monto ya debió haberse saldado.
Después viene la disculpa que no es disculpa, porque se refiere a aquellos que les agravió su estilo de vida y que están atados a la austeridad, palabras mas, palabras menos.
Y luego viene la respuesta del senador morenista que, por un lado se desliga de su brazo derecho y por el otro asegura que son ataques porque va bien en las encuestas, para finalmente terminar por "aceptar su renuncia irrevocable por motivos personales".
Tiene razón Armenta en señalar que no debe ser responsable de lo que otros hagan, pero quien colabora a su lado, se supone que comparte sus valores y principios; además, no creo que su principal asesor gane más que él mismo presidente de la mesa directiva del Senado.
Y mientras esto ocurre, es evidente que nacho Mier sigue creciendo en las encuestas, que Julio Huerta esta haciendo lo suyo, mientras que todos estamos expectantes de un nuevo escándalo para ver cuánto se degradan o cuánto resultan favorecidos.
