El arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, se acerca a una encrucijada: el próximo 21 de mayo cumplirá 75 años, la edad canónica para presentar su renuncia. Desde su ordenación en 1976, por el entonces arzobispo Ernesto Corripio Ahumada, “Don Víctor” ha mantenido un perfil discreto pero efectivo, destacando en tareas específicas tanto en México como en el extranjero.
Su especialización en Liturgia en el Pontificio Ateneo San Anselmo de Roma y su labor como formador en el Seminario Palafoxiano le permitieron tejer redes que lo llevaron a fundar la Sociedad Mexicana de Liturgistas, donde fue secretario por 25 años y presidente por dos más. Su paso por la parroquia de Nuestra Señora de Ocotlán, en la colonia América Sur, consolidó su conexión con la comunidad local.
Su participación en el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) lo preparó para liderar una de las provincias eclesiásticas más influyentes de México.
En 2004, el Papa Juan Pablo II lo nombró obispo auxiliar de México, coincidiendo con la gestión de Andrés Manuel López Obrador como jefe de gobierno del entonces Distrito Federal, con quien mantuvo una relación cercana. Tres años después, asumió el cargo de Secretario General del CELAM.
Durante su gestión, “Don Víctor” promovió a varios obispos auxiliares, entre ellos Dagoberto Sosa, Tomás López, Eugenio Lira, Felipe Pozos y Francisco Martínez. Sin embargo, es poco probable que alguno de ellos sea su sucesor. La elección del próximo arzobispo de Puebla dependerá de factores clave, incluyendo la influencia del actual Nuncio Apostólico, Monseñor Joseph Spiteri, nombrado por el Papa en 2022, y del presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Ramón Castro, obispo de Cuernavaca. Por supuesto, la opinión de “Don Víctor” también será considerada en este proceso.
El futuro de monseñor Sánchez está intrínsecamente ligado a lo que ocurra con la salud del Papa Francisco en las próximas semanas, lo que añade una capa de incertidumbre al nombramiento de su sucesor o bien, a mantenerlo al frente de la arquidiócesis de Puebla, porque su salud física puede estar deteriorada, pero su mente goza de cabal salud.
