El personal del Servicio Exterior Mexicano, cuyo salario es cuestionado con la patraña de soslayar el alto costo de vida en el extranjero al equipararlo con el de México, cumple con la responsabilidad de brindar ayuda a mexicanos que procuran el bienestar de sus familias al enviar miles de millones de dólares en remesas.
Esta es la historia de un compatriota, cuya identidad se revela con su autorización, agradecido por la protección consular que recibió:
El 3 de noviembre, el Consulado de México en Salt Lake City fue informado que el connacional Adrián Ruvalcaba Cerecer, originario de Los Mochis, se encontraba en custodia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en St. George, Utah.
De conformidad con la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, cuando un mexicano es detenido en el extranjero tiene el derecho a que se notifique al Consulado su arresto. Sin embargo, en EU esto ha significado un desafío para los consulados, ya que algunas autoridades estadunidenses no siempre respetan este derecho.
En una llamada telefónica con el personal del Consulado, Adrián indicó que “tenía miedo”, ya que nunca había sido arrestado y no sabía qué hacer. Según su testimonio, su detención ocurrió cuando conducía un vehículo robado que un supuesto amigo suyo le había vendido. Resultó ser que el automóvil perteneció a un ex convicto, buscado por las autoridades para ser deportado.
Adrián tenía una visa expirada desde hace varios meses, por lo que su estancia en el país era ilegal y por ello fue puesto en prisión.
Cuando el personal del Departamento de Protección Consular se enteró que no se trataba de un criminal, negoció con el ICE para permitir la repatriación del paisano en un vuelo comercial.
Los consulados tratan de evitar que las personas mexicanas sin antecedentes penales permanezcan recluidas con criminales, pues no es un crimen violar leyes migratorias.
Finalmente, el Servicio de Inmigración aceptó y el Consulado compró el boleto de avión para que el connacional pudiera regresar de forma digna y segura a nuestro país. A Adrián se le expidió un Certificado de Presunción de Nacionalidad para poder viajar, pues carecía de un pasaporte.
El Consulado localizó a los familiares de Adrián en México para coordinar que lo fueran a recoger al aeropuerto de Ciudad de México.
El 6 de noviembre, en el aeropuerto de Salt Lake City, personal del Consulado acompañó a Adrián hasta la puerta del avión, junto con los agentes del ICE.
Antes de abordar, personal del Departamento de Protección Consular le compró comida a Adrián, quien no había desayunado, y gestionó que a nuestro paisano se le permitiera hacer una llamada telefónica para hablar con su familia, que estaba muy preocupada.
Emocionado, con la voz quebrada, Adrián Ruvalcaba Cerecer, mexicano honrado y trabajador, les dijo a sus familiares que “nunca había vivido algo tan horrible”, pues nunca había pisado una cárcel, pero gracias al Consulado fue sacado de ahí y pronto regresaría a México para darles un abrazo.
Recordemos historias como ésta, personas de carne y hueso beneficiadas por diplomáticos comprometidos que honran su vocación: servir a los mexicanos en el mundo.
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@AGutierrezCanet