En Washington las decisiones de política exterior se toman sobre todo por razones de política interna y más ahora, cuando el presidente Donald Trump busca el triunfo electoral a toda costa.
En este contexto, todas las acciones internacionales del presidente están enfocadas en lograr el objetivo prioritario de reelegirse, sin que importe usar a otras naciones.
“Entendí que Trump creía que podía manejar el Ejecutivo y establecer políticas de seguridad nacional, basado solo en su instinto, en sus relaciones personales con líderes extranjeros y teniendo como prioridad el impacto mediático en la televisión”, escribió el ex consejero de Seguridad John Bolton en su devastador libro La sala donde sucedió.
El presidente está desinformado, pues no sabía que Reino Unido era una potencia nuclear, pensaba que Finlandia estaba en Rusia y pidió ayuda al presidente chino Xi Jinping para su reelección, reveló ese testigo sobre su ex jefe.
A Trump no le cae bien el primer ministro Justin Trudeau pero lo tolera, escribió Bolton. En privado, Trump le hacía bromas pesadas, puyas que a su vez el canadiense reviraba, sin pasarse, pues sabe que trataba con el presidente de EU.
En público, Trump elogió al presidente López Obrador como un gran tipo, después de que amenazó a México de aplicar aranceles si no frenaba la migración indocumentada, y celebrar el muro fronterizo y cancelar la ayuda a Centroamérica.
Buena parte de la comunidad mexicana se sentiría abandonada por nuestro gobierno ante los ataques racistas de funcionarios estadounidenses, si no hay respuesta de nuestro gobierno. Son 36 millones de estadunidenses de origen mexicano, de los cuales 20 millones son posibles votantes (11 son nacidos en México y cinco indocumentados).
En círculos demócratas cercanos a Joe Biden, creen que algunos en el gabinete de López Obrador están apostando a favor de que Trump se reelija y supuestamente tratan de ayudarlo para sacar provecho personal en caso de reelegirse.
Como en la célebre obra de Barbara Tuchman, La marcha de la locura, ciegamente nos encaminamos hacia un error histórico similar de aceptar una reunión, solicitada por un mandatario extranjero en tiempos electorales, que utiliza la excusa de un acuerdo comercial como trofeo electoral, a la que Trudeau no se va a prestar, pues difícilmente asistirá a la reunión en Washington, cuando existe la amenaza de imponer aranceles al aluminio canadiense.
Una de las promesas de campaña que Trump no ha cumplido es que México pague el muro.
¿Qué va a pasar si la prensa le pregunta a Trump, sentado al lado del presidente mexicano en la Sala Oval, si México pagará por el muro?
Sea cual sea la respuesta, nadie se acordará que el viaje fue para celebrar la entrada en vigor del TMEUC y para agradecer el envío de ventiladores. Todos recordarán el video y la foto de Trump hablando con el Presidente, en silencio.
En México hay algunos que parecen olvidar el desastre de la visita del candidato Trump a Peña Nieto en Los Pinos, que ahora, después de cuatro años, parece que se va a repetir, a menos que súbitamente recuperemos la cordura.
gutierrez.canet@milenio.com
@AGutierrezCanet