¿Por qué le importa tanto al presidente López Obrador que la Guardia Nacional (GN) sea parte de la Secretaría de la Defensa (SD)? Lo pregunto porque su enojo con la Suprema Corte por impedirlo fue mayor del que usualmente le brota cuando no lo dejan imponer su voluntad: además de insultar a ocho ministros y ordenar no tomarle la llamada a la presidenta, advirtió que tener a la GN en la Secretaría de Seguridad es condenarla a reeditar la historia de García Luna. ¿De veras piensa que poner la GN en la SD la salva de la corrupción? ¿No será que lo que quiere es complacer a las Fuerzas Armadas y hacer menos visible el proceso de descomposición de la GN?
Me explico. Pese a que AMLO cree en el mito rousseauniano del bon savage, o quizá por ello, no peca de ingenuidad. Sabe que el pueblo bueno, el uniformado incluido, puede corromperse, y que el poder económico del crimen organizado suele carcomer a las corporaciones que lo enfrentan. Seguramente supone que por su disciplina los soldados son más resistentes que los civiles al influjo corruptor, pero conoce los casos de Jesús Gutiérrez Rebollo y otros generales que se corrompieron al hacer carrera con(tra) los narcos. Como reza la frase de Terencio que le gusta citar, aunque lo haga en sentido opuesto: los militares son hombres y nada de lo humano les es ajeno. AMLO está consciente, pues, de que la corrupción en la GN no se va a evitar por el solo hecho de dejarla en la SD y no puede ignorar la posibilidad de que, por el contrario, eso acabe por corroer una de las pocas instituciones sólidas que tiene México.
Tengo para mí que son otras las razones de la furia presidencial. Contra lo que algunos presumen, AMLO no está muy confiado en su control de la SD. Aunque le ha prodigado protagonismo y presupuesto, varias de las manzanas que les ha dado están envenenadas. No solo les ha encargado tareas excesivas y abrumadoras, también ha provocado malestar en sus filas al ordenarles que soporten humillaciones de los criminales y al gestar dos clases de oficiales: los que asignan faenas y los que adjudican contratos, o los que se quedan en los cuarteles y los que van a los cócteles. Por eso, porque hay en la SD quienes lo resienten, AMLO tiene que compensar salvaguardando sus derechos laborales. No quiere inconformidades militares en los delicados tiempos de la sucesión presidencial.
La otra motivación para que la GN se integre a la SD es, a juicio mío, el blindaje que las estructuras milicianas tienen frente la opinión pública. AMLO le dio el tren y el aeropuerto a la SD porque calcula que a sus sucesores les será más difícil tocarlos, es verdad, pero también porque las Fuerzas Armadas son menos penetrables por la transparencia. Lo mismo aplica a la GN. Es más fácil ver la corrupción en una dependencia civil que en la caja negra de una organización castrense, donde cuesta más trabajo documentarla. Ponerla ahí dificultará que le echen en cara el deterioro de la única institución que ha creado, que probablemente haga palidecer al de las muchas que ha destruido.
La GN ya está militarizada. Su capacitación, sus mandos y casi todos sus elementos son militares. ¿Por qué está AMLO obsesionado con su adscripción administrativa? Porque quiere congraciarse con la SD y guardar a la GN en su caja fuerte.