Sentido común. El país necesita importar productos para consumir; eso incrementa el gasto y desequilibra la balanza comercial, las finanzas públicas se ven afectadas, inciden en el decrecimiento económico y hay riesgo inminente de serios problemas sociales. Si tus necesidades básicas de alimentación no las satisfaces con lo que produces, la solución no es importar para satisfacer las necesidades de tu población.
En el mes de diciembre de 2020 el Presidente López Obrador pidió a los productores de harina de maíz que por favor no fueran a aumentar sus precios y simplemente no le hicieron caso. Minsa y Maseca incrementaron el precio por tonelada entre MIL 500 pesos y 2 mil pesos y ocasionó una importante alza en el precio de las tortillas, que son el principal alimento que consume el mexicano.
Como respuesta el Presidente anunció que analiza la posibilidad de “permitir la importación de maíz amarillo para que haya más competencia y se controlen los precios porque no somos autosuficientes en la producción de maíz”. (MILENIO 02/07/21)
En el mes de junio hubo incrementos significativos en los precios del jitomate, la naranja, el gas, la carne y los costos de servicios como la energía eléctrica y el precio de la gasolina elevando el Índice Nacional de Precios al Consumidor.
Estamos al revés; apostamos por las energías sucias cuando el mundo se orienta hacia las energías no contaminantes; fortalecemos programas clientelares en lugar de estimular a los sectores productivos del país; desmantelamos infraestructura funcional para crear una completamente inoperante. Saber gobernar no es ser autoritario. El poder se ejerce, no se negocia.
México es un país muy rico; tenemos salida al Pacífico y al Atlántico hacia los mercados internacionales de Asia y Europa; una gran riqueza silvícola, minera, pesquera, apícola, pero de nada sirve cuando las políticas públicas, políticas de gobierno y políticas de estado son equivocadas.
Hay que reorientarlas; garantizando la seguridad a agricultores, campesinos, avicultores, ganaderos, en lugar de importar, hay que producir más; apoyar decididamente a las manufacturera con estímulos fiscales, estimular el crecimiento de las PYMES, ejercer un estricto control de precios, fortalecer el sector salud y, sobre todo, garantizar la seguridad pública, desmilitarizar al país regresando a los soldados a sus cuarteles, que la Guardia Nacional realmente sustituya a la policía federal como fue la idea original, combatir frontalmente a la delincuencia organizada con todo el poder del Ejército y la Marina.
No queremos parsimonia sumisa. Nos urge la presencia del Estadista en Palacio Nacional.
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