Arnoldo Kraus
Ilustración: Kathia Recio, cortesía de Nexos
Para muchos, la bioética se ha convertido no sólo en una forma de vida sino en una condición de vida. Supervivencia es quizás el término que mejor resume los avatares incluidos en la agenda de la bioética. Sus peldaños son conocidos: dignidad, justicia, libertad, preocupación por “el otro”, calidad de vida y autonomía son algunos de esos cimientos. Las amenazas que pueden derruir el edificio de la ética también son conocidos: intolerancia, aplicación inadecuada de la tecnología, ineptitud de la inmensa mayoría de los políticos, mal uso del poder y fanatismo, son, inter alia, los más frecuentes. Tras el fracaso de los modelos que rigen a la humanidad, políticos, económicos, religiosos, quizás la única fuente que podría detener la destrucción del ser humano y de la Tierra es la bioética, sobre todo la bioética laica. Con frecuencia se repite, y es cierto, la bioética es la filosofía del Siglo XXI.