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Bacterias espirales, gastritis y úlceras, ¿de la fama a la despedida?

Paralelo al declive gradual de enfermedades asociadas a H. pylori, se ha visto un incremento en otras, como el reflujo gastroesofágico, el asma y la obesidad.

Por: Alejandra Manjarrez

Ilustración: Estelí Meza, cortesía de Nexos

Se ha encontrado evidencia de ella en un cuerpo precolombino momificado en la Cueva de la Ventana en Chihuahua, en heces de humanos que vivieron hace casi 3 mil años en los Andes, y en el estómago de un humano momificado por el hielo hace aproximadamente 5 mil 300 años en un glaciar europeo. Si ha habido una fiel compañera de viaje de los humanos en sus andanzas y migraciones por el planeta, ha sido H. pylori. Su compañía, además, no está asociada siempre a dolores abdominales y vómito. Ahora sabemos que esta bacteria puede colonizar nuestros cuerpos desde edades muy tempranas pero, en promedio, sólo enferma a una de cada diez personas, principalmente a aquellas mayores de cuarenta años. Y, aunque nos ha acompañado en las buenas y en las malas, su presencia en estómagos humanos parece estar en descenso, al menos en algunas regiones.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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