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“Solo las mujeres se vuelven más radicales con la edad”

La activista Gloria Steinem, cofundadora de la revista Ms y del grupo de cabildeo a favor del derecho a la elección de reproducción, Urge, el habla sobre los avances que hay en la equidad de género.


En Cambridge, Gloria Steinem debe hablar en un evento con Laura Bates, fundadora de Everyday Sexism Project. El día anterior, Emma Watson, la actriz y embajadora de buena voluntad de la ONU para las mujeres, la entrevistó en el escenario. En el pasado, la activista política escribió que “si las mujeres jóvenes tienen un problema, solo es que creen que no tienen problemas”. ¿Siente que las feministas de la actualidad son diferentes de las pioneras del movimiento de la década de 1970?

“Para mí, el contraste con el pasado es cómo son las jóvenes activistas, lo radicales que son, lo enojadas que están”, dice. “En compara­ción, están muy, muy por delante de cualquier cosa que mi generación a la misma edad”.

Steinem dice que no se convirtió en feminista hasta entrados sus 30, y afirma que, a pesar de las Emma Watson o Laura Bates, las mujeres son el único grupo que se vuelve más radical con la edad.

En su colección de ensayos de 1983, Outra­geous Acts and Everyday Rebellions (Actos atroces y rebeliones cotidianas), dice que eso se debe a que las jóvenes “superan el poder limitado que se les daba como objetos sexuales y para dar a luz… no han experimentado las injusticias de la desigualdad de los sueldos en el trabajo, la carga desigual de criar a los hijos y trabajar en casa, y los dobles estándares de envejecer”.

Steinem dice que se enfureció más a partir de que cumplió 30, aunque logró grandes progresos en los 50 años desde que fundó Women’s Na­tional Political Caucus, y la revista Ms: escribió ocho libros y lidera el activismo en el mundo. Una de las iniciativas en las que participa hoy es la recaudación de fondos para una estación de radio que manejan mujeres sirias moderadas.

Tal vez está más enojada, pero habla suave­mente, emana calidez y elegancia terrenal. Casi con 82 años, está muy bien arreglada, con maquillaje perfecto y unas uñas largas con ma­nicure. A pesar de su inquietud a lo largo de los años por los comentaristas que hablan de su hermosa apariencia, Steinem nunca pareció ser una parodia de las activistas sin sostén de la era de la guerra de Vietnam. Sin embargo, todavía lucha muchas batallas de esa época.

El día que nos reunimos, el minorista de ropa Lands’ End, acababa de bajar una entre­vista con ella de su página web y se disculpó por su publicación, después de que clientes expresaron su indignación de presentar a una activista a favor del aborto. Un cliente escribió: “¿Están en contra de los niños? ¿Quieren eli­minar posibles clientes futuros?”.

Steinem recibe este tipo de hostilidad desde hace 50 años. Comprende el enojo, pero se opone a la “censura” de Lands’ End.

Las décadas de hostilidad no afectaron su compromiso con la libertad de elección de las mujeres. Para ella el control de la reproduc­ción es indicador clave de la equidad en cual­quier sociedad y su último libro lo dedica al doctor John Sharpe, un médico de Londres que le realizó un aborto en 1957, cuando Stein­man tenía 22 años.

El libro también detalla sus experiencias de las campañas electorales de Robert Kennedy en 1968 hasta la competencia de Hillary Clinton con Barack Obama en 2008. En ese momento le frustró que los entrevistadores querían que eligiera entre uno de los dos, cuando ella los consideraba grandes candidatos. Para Steinem, el racismo y el sexismo están inextricablemente unidos y la lucha es contra los dos.

Le horroriza la hostilidad que enfrenta Clinton, especialmente de las mujeres. “No sé cómo lo soporta”, dice.

“Me di cuenta que los que odian a Hillary a menudo resultan ser mujeres como ella: blancas, con educación. Y casadas o con relaciones con hombres poderosos… no ponen objeción a que los hijos, hermanos o yernos usen las conexiones familiares... sin embargo se oponían a que Hi­llary hiciera lo mismo”, escribe.

Steinem cree que la actitud de la sociedad hacia las mujeres dice mucho sobre la política, y que no es una coincidencia que muchos de los terroristas de la actualidad surgen de los entornos más sexistas del mundo. Escribe en My Life on the Road que “la forma más confiable para predecir si un país es violento por natu­raleza, -o usará la violencia militar en contra de otro país- - no es la pobreza, los recursos naturales, la religión o incluso el grado de de­mocracia: es la violencia contra las mujeres. Eso normaliza la demás violencia”.

Reconoce que muchas cosas ya mejoraron para las mujeres desde que ella se volvió acti­vista, aunque dice -entre risas- que “muchas” cosas las habría hecho diferente durante su larga carrera.

En la década de 1960 escribió sobre con­vertirse en una conejita de Playboy en uno de los clubes de Hugh Hefner. Dice que el artículo la hizo sentirse excluida del periodismo político “serio”. Pero 50 años después, su ensayo todavía es pertinente.

Si bien Steimen dice que no sabe si “celebrar o llorar” el hecho de que su men­saje todavía es relevante el día de hoy, no hay duda de que su poder no disminuye.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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