Cuando se habla de emprendimiento e inversiones en México, pocas voces son tan insistentes en la necesidad de generar valor real como la de Ricardo Elizondo Guajardo.
Su historia comienza en la infancia, cuando descubrió que tenía una inclinación natural por emprender e invertir, la cual crecería más tarde hasta convertirse en una visión institucional y estratégica del capital.
Egresado de la School of Government de Harvard, Ricardo ha desarrollado un olfato exigente: de cada 100 proyectos, elige uno.
Con una trayectoria en la construcción, el periodismo y como consejero de la Comisión Federal de Energía (CFE), Elizondo forma parte del Consejo de Administración de 11 empresas y contribuye al fortalecimiento del ecosistema emprendedor como mentor en organizaciones como Endeavor, Wayra México y Naranya Labs, y ha sido jurado en diversos eventos de innovación y emprendimiento.
Ese impulso emprendedor llevó a Ricardo a crear Ideas y Capital, un fondo de inversión que busca apoyar proyectos con verdadero potencial de crecimiento; sin embargo, su objetivo principal no era solo poner dinero: quería participar de manera activa en las empresas y acompañarlas en su desarrollo.
De esta manera, ha impulsado el crecimiento de seis compañías emergentes, dándole seguimiento a sus procesos de institucionalización y expansión.
Su experiencia como inversionista ángel, que inició en 2005, lo llevó a participar en ocho proyectos adicionales, entre ellos Proteak, compañía que logró llegar a laBolsa Mexicana de Valores ; Open English, reconocida por su notable crecimiento y presencia mediática; y Phunware, una firma tecnológica que ha levantado más de 48.25 millones de dólares a la fecha.
Antes de dedicarse de lleno al capital privado, Ricardo tuvo una sólida carrera en medios: fue director editorial adjunto de un medio de comunicación durante 16 años (1997–2012). Su vocación emprendedora surgió incluso antes, cuando fundó y dirigió Apolo Constructora y Servicios entre 1988 y 1994.
Su interés abarca tecnología, servicios, agronegocios, educación y salud, siempre con un estándar internacional de gobernanza.
Para él, el mercado actual demanda visión global: “Hoy competimos con Estados Unidos, China, Colombia y otros países a nivel internacional, el mercado se abrió… nuestra cancha de competencia debe ser más equilibrada, justa y correcta para poder generar valor para México”.
La misión de Elizondo es construir una plataforma diseñada para estar cerca de las compañías, ayudarlas a volverse más sólidas y profesionalizar su operación en cada etapa de inversión.
El proceso inicia siempre por evaluar al equipo: “emprender no es fácil… hay miles de historias de fracaso por cada historia de éxito”. Después viene el mercado. “El mercado debe ser grande… que puedas tener una salida… muchos emprendedores te dicen que no quieren vender su negocio y aquí es donde explicamos que meter tu negocio en un fondo no es para todos”.
El fondo de Ideas y Capital es un testimonio de ese empuje.
El empresario recuerda: “nos gustó la idea porque no era dinero que nos regalaran, sino que ellos se iban a volver nuestros inversionistas”, dijo una vez para una publicación.
“Las empresas donde invertimos deben tener el potencial de generar retornos económicos superiores y deben tener un impacto positivo en la sociedad, apoyando el desarrollo de la comunidad sin afectar el medio ambiente”, precisó.
El crecimiento se vio poco después, cuando la empresa pudo invertir al 100 por ciento en siete empresas, todas con equipos mexicanos o con foco en México.
Cuando un medio le preguntó directamente sobre por qué invertir, Ricardo respondió: “invertimos porque creemos que podemos generar valor extraordinario… y en el camino nos topamos con muchos beneficios para nuestro país y el ecosistema”.
“Si nosotros invertimos en un proyecto chiquito y queremos crecer aceleradamente, eso va a generar muchos empleos… Somos un fondo institucional”, dijo, subrayando que la formalidad —impuestos, seguridad social, salarios justos— es parte fundamental del impacto.
El capital privado, insiste, es una responsabilidad, pues "ayuda a crecer… genera empleos correctos, legales, formales, genera empresas que cumplen con las leyes, genera un valor real”. Y para competir globalmente, enfatiza, se necesita una cancha pareja y reglas claras.
