Los conductores de plataformas digitales enfrentan una situación cada vez más complicada al acercarse al Aeropuerto Internacional Benito Juárez, de la Ciudad de México, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, el Aeropuerto Internacional Miguel Hidalgo y Costilla, de Guadalajara, y el Aeropuerto Internacional General Mariano Escobedo, de Monterrey.
La presencia de elementos de la Guardia Nacional ha generado un entorno de tensión y miedo entre los choferes, quienes denuncian ser perseguidos, multados y obligados a bajar a los usuarios de las unidades. La Ley de Caminos, Puentes y Autotransporte Federal establece sanciones de hasta 500 UMAs, lo que supera los 50 mil pesos.
Juan Ignacio Orozco, quien ha trabajado más de una década en Uber, compartió cómo la Guardia Nacional lo infraccionó al tomar un viaje en el aeropuerto de Guadalajara: “Me interceptaron justo cuando el pasajero abordaba. Me bajaron, me explicaron que estaba prohibido, y se llevaron el carro al corralón. Fueron más de 62 mil pesos entre multa y corralón”.
“La Guardia Nacional nos está, literalmente, cazando, tanto a los usuarios como a los conductores”, afirma Manuel Zacarías, conductor de Uber, en Guadalajara. “Van viendo a los usuarios con maletas y los siguen; cuando ven que se suben al vehículo, nos interceptan y nos obligan a bajarlos y terminar el viaje”.
En México, existen 8 millones de usuarios y 200 mil socios conductores y repartidores, en más de 70 ciudades del país. Frente a esta problemática, Uber ha respondido cubriendo los costos de las multas y la liberación de los vehículos. Aunque los conductores reconocen este respaldo, también señalan que el proceso no evita las pérdidas económicas derivadas de los días sin trabajar.
Una alerta rumbo al Mundial 2026: el turismo también se ve afectado

El conflicto no solo impacta a los conductores, también a los usuarios. En vísperas del Mundial de 2026, que tendrá partidos en Guadalajara, Monterrey y Ciudad de México, y donde la Secretaría de Turismo espera recibir más de 5.5 millones de turistas, los choferes advierten que esta situación puede traducirse en una mala experiencia para visitantes nacionales e internacionales.
“El turismo tendría una mala experiencia al bajar de nuestros vehículos y ser interceptados por autoridades”, comenta Abad. “Esto no solo afecta la imagen del aeropuerto, sino del país entero”, puntualiza.
Lejos de buscar confrontación, los conductores de plataformas aseguran que su única intención es trabajar de manera regular y sin miedo a ser sancionados. Aseguran estar dispuestos a cumplir con reglas, siempre que existan condiciones claras y justas que les permitan operar sin ser perseguidos ni criminalizados por brindar un servicio que los usuarios demandan.
“Queremos un espacio donde se nos permita recoger pasajeros, que no sea una persecución”, pide Abad. “Si ya nos están cobrando impuestos y seguros, al menos que nos den el permiso para trabajar en zonas federales. Es un “dando y dando”, comparte Manuel. Mientras tanto, Juan Ignacio ha optado por dejar de circular por la zona: “Prefiero evitarlo, no vale la pena el riesgo”.
RRR