El mayor problema de la OPEP es que en su lucha con el esquisto de Estados Unidos nadie puede tener la certeza de saber quién va ganando.
El año pasado, parecía que el cártel petrolero lograba una importante victoria al acorralar a algunos de los mayores productores de petróleo del mundo para que se le unieran en una reducción de producción, para finalmente terminar con un exceso de oferta de petróleo de casi tres años.
Pero cuatro meses después, a pesar de las cifras alentadoras que sugieren que el grupo cumplió más firmemente que nunca con sus recortes de producción, el precio del crudo se estancó en cerca de 50 dólares por barril.
El problema para el cártel no solo es el renacimiento de la industria del esquisto, que impulsó los inventarios de crudo a niveles récord, sino una asimetría en la información que le otorga a Estados Unidos una importancia desproporcionada para los comercializadores más allá de su condición de ser el mayor consumidor de petróleo del mundo.
Estados Unidos es el único país en el que se dispone libremente de información casi en tiempo real sobre el estado de los inventarios de petróleo, debido a la decisión del gobierno de fundar la Administración de Información de Energía (AIE) después del primer embargo petrolero árabe de la década de 1970.
Los informes semanales y mensuales, que desde hace años publica la AIE, han sido una guía para los comercializadores que navegan un mercado de otra manera opaco. Pero a medida que la creciente producción estadunidense hace que el país sea menos dependiente a las importaciones petroleras, y la rápida expansión de mercados emergentes, como China e India, los convierten en centros dominantes del crecimiento de la demanda de petróleo, el enfoque sobre los datos de referencia de EU pueden ocultar la realidad de lo que ocurre en el mercado del petróleo más allá de sus costas.
Los inventarios de EU pueden subir a medida que crecen los suministros, con un almacenamiento barato y abundante en tierra que también atrae a los clientes internacionales. En otras partes el mercado comienza a apretarse, creen muchos comercializadores.
Ahora, a falta de que cada importador importante de petróleo fuera de Estados Unidos decida que tiene dinero suficiente para financiar un equivalente a la AIE, desde los países europeos con falta de dinero hasta Estados que tiene una fobia a la transparencia en Asia, el tema no se puede resolver fácilmente.
Los grandes comercializadores de petróleo, siempre rápidos para detectar una posible ventaja de información sobre los rivales, recurren a las empresas y a los equipos internos que utilizan tecnología satelital para tratar de darle color al panorama global.
En los últimos años, la llegada del monitoreo satelital de buques comerciales ampliamente disponible ha dado un panorama más global de los flujos del petróleo, como el Sistema de Identificación Automática, o AIS, por su sigla en inglés, que se introdujo por primera vez para tratar de evitar colisiones en el mar, desenmascaran los movimientos de los buques petroleros en el mercado de 98 millones de barriles al día.
Esto también permitió una recopilación de datos a gran escala con los que un número creciente de compañías de monitoreo de buques tanque dicen que no solo les permitirá dar un seguimiento de dónde se dirige el petróleo, sino a pronosticar la posible evolución de los envíos con algoritmos y aprendizaje automático.
Esas compañías dicen que las empresas todavía requieren del elemento humano para filtrar y comprender los números, pero las historias del personal que utiliza binoculares en los puertos de los miembros de la OPEP ya desde hace mucho tiempo pasaron a la historia.
Esta visión más amplia de los suministros globales, para los comercializadores dispuestos a invertir o pagar por ellos, plantea preguntas para el mercado. Los datos que una startup de buques tanque dejó disponibles para FT esta semana sugieren que los enormes inventarios del mercado de Estados Unidos probablemente no sean representativos del resto del mundo, con una caída al menos de 16 por ciento de los envíos marítimos en lo que va de 2017.
Eso es difícil de cuadrar con un mercado que se comporta como si los suministros aún fueran boyantes a escala mundial.
La Agencia Internacional de la Energía, la OPEP y la Agencia de Administración de la Energía de EU pronostican un crecimiento mínimo de oferta fuera de EU en 2017.
Sin embargo, los datos no oficiales aún sufrirán para tener la misma influencia que la que tienen los números semanales de Estados Unidos, de los que ha dependido el mercado durante años.
Los precios se debilitaron ligeramente el miércoles luego de que la AIE informó de otro aumento de los inventarios de crudo de Estados Unidos. Los miembros de la OPEP ahora tal vez traten de responder a la mayor visibilidad e influencia de EU.
Esta semana Arabia Saudita elevó sus precios de venta oficiales a Estados Unidos para el próximo mes, mientras que redujo los de otras partes, en una medida que puede desacelerar sus exportaciones a uno de sus cliente y aliados más antiguos.
Parece que Riad se dio cuenta que tiene que fijar la mira en los inventarios de EU para convencer al mundo de que están ganando, incluso si los datos no oficiales sugieren que ya disfrutaron de un ligero éxito temprano en otras partes.