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¿Hay plan B si se termina el TLCAN?

Las negociaciones con América Latina, Europa y Asia deben de aplicarse y consolidarse ante la posible disolución del tratado.

Mientras el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, se reunía en Washington con el nego­ciador estadounidense, Robert Lighthizer, para establecer la agenda de cara a la sexta ronda de renegociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el presidente de Estados Unidos (EU), Donald Trump, ya había tuiteado respecto de que México debería pagar el “muro” si deseaba continuar con el TLCAN.

El periódico español El País, horas después de la declaración de Trump, platicó con el secretario Guajardo, quien sobre el “muro” dijo que la posición del gobierno mexicano es la que ha mantenido y mantiene el presidente Enrique Peña Nieto: el gobierno mexicano no pagará el “muro”. En la misma entrevista, tam­bién se le preguntó a Guajardo sobre el plan B.

“Nadie se sienta a negociar sin tener una es­trategia alternativa. Estamos muy avanzados para cerrar el acuerdo con Europa, que está empatado con China como nuestro principal socio comercial. Estamos ampliando nuestras relaciones comerciales con Brasil y Argentina”.

Luis de la Calle, director general y socio fundador de la firma consultora De la Calle, Madrazo, Mancera, afirma que el plan B debe ser el plan A, es decir, esas negociaciones pa­ralelas al TLCAN que se han llevado desde siempre, ahora se deben ampliar y profundizar.

Explica De la Calle que “el impacto del TLCAN fue tan profundo que llevó a México a apostar a favor de la convergencia macroeconómica en la región, buscar nuevos horizontes comer­ciales en América Latina, Europa y Asia. Estos elementos constituyen el plan A que ahora hay que reafirmar ante las dudas de EU”.

[OBJECT] Una de las más importantes alternativas al TLCAN es la modernización del Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y México (TLCUEM), cuya octava ronda concluyó la pri­mera semana de enero con una falta de acuerdo para las exportaciones agropecuarias mexicanas.

Otros frentes de negociación son los Acuerdos de Complementación Económica (ACE) con Argentina y Brasil que, dice César Buenrostro, socio de Comercio Internacional y Aduanas en KPMG México, “no van a solucionar de tajo, pero contribuyen para a que haya más oportu­nidades para diversificar las operaciones, aún cuando se han estado tomando acciones, nues­tra dependencia con EU excede 80% de todo lo que se exporta”.

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¿China podría ser el otro EU?

Lo que EU le compra a México hasta ahora ninguna otra nación lo podría igualar, y para ello se insiste en atacar al mercado chino.

Luis de la Calle dice que no se trata de buscar a un socio comercial para que se le venda lo mismo que al vecino del norte. “En el peor de los casos supongamos que se colapsan las exportaciones a EU, en realidad lo que se debería de colocar en otros mercados es solo 20% (de las expor­taciones mexicanas) o menos y eso es posible tomando en cuenta el comercio que transita­ría bajo las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC)”.

Sobre el Tratado Amplio y Progresivo de Asociación Transpacífico (CPTPP, por sus siglas en inglés) continúan las negociaciones sin EU y con la posibilidad de que Canadá se sume.


Reforma fiscal de EU, ¿plan A o B?

A seis meses de haberse iniciado las renego­ciaciones del TLCAN, han sucedido situacio­nes que influyen en las pláticas entre los tres países, como la reciente reforma fiscal en EU, la más importante en 30 años para ese país.

Buenrostro, de KPMG México, comenta que la reforma fiscal de EU es una victoria para la administración de Trump y, por tanto, ayudaría a la moderación de las posturas estadounidenses en cuanto a la renegociación del TLCAN.

También se puede anticipar que, a raíz de la reforma fiscal, aumente la cantidad de em­presas en EU, lo cual podría beneficiar a México porque habría más negociaciones; es decir, que las exportaciones de México a EU es posible que aumenten, explica Buenrostro.

Por su parte, De la Calle enfatiza que las dimensiones negativas de la reforma fiscal se han exagerado. “Supongamos que la reforma tributaria fuera exitosa y eso hiciera que EU creciera más o que recibiera más inversión. El impacto sobre México sería positivo porque en la medida en que EU crece, nos compra más”.

Las posibilidades que tiene el plan B con los actuales precandidatos en las elecciones para presidente en México, Luis de la Calle respon­dió: “La gente quiere un cambio en la elección de 2018, pero ese cambio es en términos de la relación del gobierno con los mexicanos, y no un cambio en el sentido de la dirección de la economía mexicana. Si uno de los candidatos, cualquiera que sea, propusiera un cambio radi­cal en la economía mexicana, probablemente perdería la elección”.

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