Agustín Carstens, gobernador del Banco de México, anticipó que se espera más volatilidad a corto plazo en los mercados financieros ante la proximidad del aviso de la Reserva Federal de Estados Unidos, aunque aseguró que el peso seguirá anclado por los sólidos fundamentos del país.
En entrevista con la agencia de noticias Reuters, el funcionario dijo que confía en que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed por sus siglas en inglés) comunicará bien sus acciones futuras, las cuales no serán el único determinante para que la autoridad adopte la política monetaria local.
"Posiblemente este mes veamos cierta volatilidad, pero las cosas deberían de entrar a una mayor normalidad una vez que inicie el próximo año", dijo el jefe del Banco de México.
Carstens también dijo que la institución a su cargo debe dar una señal de que le preocupa el valor del peso pues eso afecta la voluntad de los tenedores de títulos en moneda local.
En lo que va del año, el peso se ha depreciado un 14.5 por ciento por los bajos precios del petróleo y especulaciones sobre si la Fed decide el 16 de diciembre elevar las tasas de interés por primera vez en casi una década.
Las pérdidas del peso ya superaron al 13.2 por ciento del año pasado.
Sin embargo, el banquero central dijo que el traspaso de esa depreciación a los precios ha sido "pausado" y confió en que las menores tarifas eléctricas y de telecomunicaciones, derivadas de las reformas estructurales, ayuden a consolidar el objetivo de inflación del 3.0 por ciento.
Carstens dijo que el banco central mexicano enfrenta un dilema para su próxima decisión de política monetaria, programada un día después del anuncio de la Fed, con la inflación contenida pero con la moneda cediendo terreno.
"El Banco de México también, en algún momento, tiene que mandar una señal de que le preocupa el valor de su moneda, porque también eso afecta la voluntad de la gente de mantener títulos en moneda nacional", dijo.
"Entonces sí tenemos esos dos elementos que están coincidiendo simultáneamente", agregó.