La industria de los videojuegos tiene un valor de aproximadamente 80 mil millones de dólares a escala mundial y se prevé que hacía 2020 supere los 100 mil millones; sin embargo, en la década de los 80 y principios de los 90 estaba en pañales, y aunque los avances parecían ser importantes, había que tener valor para dejar un empleo seguro y aventurarse en ese incierto negocio.
Pocos decidieron correr ese riesgo porque el valor no lo era único necesario, también se necesitaba pasión y sobre todo talento en la programación informática, requisitos que un desconocido en ese entonces de nombre Gabe Newell reunía de sobra, dando como resultado el nacimiento de un pionero de los videojuegos, que rápidamente se convirtió en multimillonario.
El camino
Gabe Logan Newell nació el 3 de noviembre de 1962 en Estados Unidos, y desde muy pequeño mostró talento para todo lo que tuviera que ver con la innovación, al grado que optó por convertirse en programador informático, una profesión de la que poco se sabía cuando era adolescente, pero que él creía sería el futuro de la humanidad. Y no estaba tan equivocado.
Para concretar su ambicioso sueño, Newell hizo todo para ingresar a la prestigiosa Universidad de Harvard; sin embargo, después de algunos cuentos semestres decidió abandonarla para seguir a un entonces desconocido Steve Ballmer, quien le aseguraba que junto a otras mentes brillantes estaba construyendo una empresa de talla mundial que revolucionaría el mundo de la tecnología, Microsoft.
“No quiero desprestigiar a Harvard pero aprendí más en tres meses en Microsoft, que en todo el tiempo que pasé en la universidad, donde me instruí básicamente en cómo beber cerveza mientras hacía el pino en la nieve, lo que es una habilidad útil, pero no tanto como aprender realmente a desarrollar software”, dijo en su momento Newell sobre su paso por la histórica institución fundada en 1636.
En los inicios de Microsoft, Newell fue pieza fundamental, dado que se desempeñó como productor de los primeros sistemas operativos de Windows.
El Dato.Steve Ballmer, una de las piezas clave de Microsoft, fue quien lo invitó a la compañía que marcaría un antes y un después en la industria.
En la empresa de Bill Gates aprendió todo lo posible sobre el desarrollo de software, y cuando la empresa despegó fue uno de los grandes beneficiados, dado que de la noche a la mañana se convirtió en millonario.
Con varios millones de dólares en su bolsillo y con un vasto conocimiento tecnológico, se dio cuenta que era momento de salir del nido y buscar sus propias aventuras. Fue así como después de 13 años, junto a algunos compañeros —también de Microsoft— se embarcó en algo que en ese momento era solo un sueño: el desarrollo de videojuegos.
Gamer
Totalmente convencido de que los videojuegos eran el futuro del entretenimiento, y sobre todo, intrigado por la perspectiva de tener su propio estudio de desarrollo de juegos, Newell, junto con su compañero Mike Harrington, abandonó Microsoft para fundar Valve en 1996.
Renunciar, no siempre es malo...
Tras poco más de una década en Microsoft, decidió abandonarla para fundar Valve, una desarrolladora de videojuegos.
Totalmente inmiscuidos en su nueva empresa se enfocaron en su primer trabajo: Half-Life, videojuego que gozó de un gran éxito mundial y les arrojó grandes beneficios económicos; más adelante pusieron a la venta el famoso Counter Strike, el cual llegó a los lugares más recónditos del planeta. El primer paso hacia el éxito estaba completado.
Ya en 2002, Valve anunció el lanzamiento de su plataforma de distribución digital de nombre Steam. La cual, desde sus inicios ha servido a grandes corporaciones de software de videojuegos y a pequeños desarrolladores independientes.
Su flamante negocio de videojuegos le ha dado una fortuna de alrededor de 5 mil 500 millones de dólares y en 2010 la revista Forbes lo etiquetó como “Un nombre que debes conocer”.
Visión...
El mercado de videojuegos valdrá más de 100 mil millones de dólares en 2020.
MCM