Negocios

Rompehielos, el helado juego en la geopolítica

El acuerdo con Finlandia asegura los conocimientos para que EU pueda reconstruir su base industrial en áreas clave

Estoy muy emocionada de tener hoy como interlocutor a nuestro corresponsal en los países nórdicos, Richard Milne. Es la persona ideal para ayudarme a desglosar el gran anuncio de finales de la semana pasada: Finlandia y Estados Unidos van a construir de manera conjunta la impresionante cantidad de 11 nuevos buques rompehielos, de los cuales el primero se estrenará en 2028, justo a tiempo para las próximas elecciones presidenciales de la nación norteamericana.

También hubo novedades en el caso de construcción naval contra China (en virtud de la sección 301 de la Ley de Comercio de Estados Unidos), ya que la Oficina del Representante Comercial anunció el viernes pasado nuevos aranceles y tasas, diseñados (al igual que los buques rompehielos) para reforzar la capacidad marítima estadunidense ante las nuevas amenazas de China y Rusia.

Los lectores sabrán que desde hace tiempo sigo esta historia con atención, ya que creo que dice mucho sobre la nueva era de la geoeconomía en la que estamos entrando. En mi último artículo en Swamp Notes sobre el tema, hice la pregunta sobre dónde y cómo deben construirse los buques rompehielos, señalando que probablemente tenía mucho más sentido construir rápido en Finlandia, país que es el líder mundial en diseño y fabricación de rompehielos, en lugar de intentar ampliar instalaciones estadunidenses deficientes de la noche a la mañana.

Por tanto, me complace ver que el nuevo anuncio parece bastante sensato en este sentido. Los primeros cuatro barcos se van a construir en Finlandia y los siguientes siete en Estados Unidos, con ayuda finlandesa. En mi opinión, así es como debe llevarse a cabo el friendshoring (la deslocalización de cadenas de suministro o fabricación a países aliados o amigos) de buques: dejar que los aliados ayuden, si pueden, y asegurar la transferencia de conocimientos a Estados Unidos para que éste pueda reconstruir su base industrial en áreas clave.

Como me dijo el presidente finlandés, Alexander Stubb, quien mantiene una estrecha relación con Donald Trump, después del anuncio: “Esto es un gran logro, y la separación refleja realismo sobre la rapidez con la que (los finlandeses) pueden construir barcos”. También dijo que refleja que “el Ártico es clave” para Trump, que con el tiempo quiere igualar la cantidad de 40 buques rompehielos de Rusia (Estados Unidos hoy solo tiene tres).

No solo es Rusia, sino también es China, los que aumentan su actividad en el Ártico. El verano pasado se avistaron varios buques de investigación chinos frente a las costas de Alaska y en aguas árticas estadunidenses. Esta es una provocación que pone de relieve cómo países, desde Estados Unidos hasta Canadá, Rusia y China, intentan ejercer nuevas reivindicaciones sobre territorio ártico, invadiendo las aguas territoriales de cada uno y, en algunos casos, estudiando el tamaño y la forma de las plataformas continentales para reclamar más territorio (cuando estuve a bordo del rompehielos estadunidense Healy el otoño pasado, las lecturas del sonar del fondo marino, que pueden utilizarse para promover ese tipo de reivindicaciones, fueron un elemento clave de la misión).

El presidente de Finlandia, Alexander Stubb, me comentó que considera este acuerdo como un “fortalecimiento de las relaciones comerciales y militares entre Estados Unidos y la Unión Europea”, así como de la capacidad en el crucial sector marítimo, que China cercó en los últimos años. El viernes pasado, la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR, por su sigla en inglés) anunció nuevas medidas 301 contra el país asiático en el sector de la construcción naval, incluidos nuevos aranceles y tasas por servicios para grúas, otra área del sector marítimo controlado por Pekín.

Mi pregunta, Richard, es la siguiente: ¿cuánto importa todo esto? ¿Ya zarpó el barco (perdón, no puedo evitarlo) en materia de seguridad en el Ártico? ¿El acuerdo que se alcanzó entre Estados Unidos y Finlandia para la construcción de los barcos rompehielos es una señal de un mayor potencial de friendshoring en otras áreas? ¿Nos dirigimos de manera inevitable hacia un nuevo Gran Juego en el Ártico? ¿Y cómo se verá eso a escala mundial?

Lecturas recomendadas

-Mi colega Gillian Tett señala un punto clave respecto a que Donald Trump regrese la inversión extranjera directa a Estados Unidos. En un artículo en Financial Times, indicó que esto, de hecho, forma parte de una tendencia más amplia en el cambio de los flujos de inversión extranjera directa, descrita por el McKinsey Global Institute en otro artículo. Desde 2015 se llevan a cabo sobre una base mucho más geopolítica que en el pasado.

-Un artículo ingenioso de The Wall Street Journal (WSJ) sobre cómo Hyundai recibe la indiferencia de Trump, incluso cuando ellos y otras compañías coreanas prometieron enormes cantidades de inversión en Estados Unidos. Algo que no puedo comprender es cómo un director ejecutivo, sobre todo uno extranjero, hace negocios en la actualidad con EU.

-A menudo encuentro a Paul Krugman un poco repetitivo y alarmista; sin embargo, en su Substack no creo que esté exagerando respecto al despliegue de agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por su sigla en inglés) por parte de Trump en Chicago, que es tan aterrador y contraproducente. Mi hija vive en la ciudad, que, según ella, está totalmente nerviosa. Este tema no está recibiendo la atención suficiente.

Richard Milne responde

Gracias por invitarme esta semana, Rana. Creo que este acuerdo sí importa. Cubrir el Ártico durante la última década ha sido fascinante, pero a menudo ha habido una sensación de que el progreso es, digamos, glacial. Una conferencia sobre el Ártico hace poco pudo sonar bastante similar a una de hace 10 años. Varias cosas cambiaron eso, incluida la agresión militar de Rusia (que también implica una rápida expansión en el Ártico), así como la creciente atención de China a las regiones polares.

Sin embargo, Trump también es una parte importante de esto, y lo hace con su habitual estilo descarado y torpe. Por cada asunto, como el de los buques rompehielos, donde hizo un diagnóstico correcto del problema y tomó medidas, hay algo más, como sus amenazas de arrebatarle el control de Groenlandia a Dinamarca o de anexar a Canadá.

Esto último, sin duda, dejó a los cinco países nórdicos, todos ellos con presencia en el Ártico, conmocionados; no obstante, también ven que la seguridad del Ártico es un área en la que pueden colaborar y ofrecer algo a Trump —y que tal vez eso pueda ayudar con algunas de sus otras prioridades, como mantener a Estados Unidos del lado de Ucrania. Sin duda, creo que eso es lo que Alexander Stubb intenta hacer aquí— y de hecho es una gran estrategia para ofrecerle al presidente republicano si se cuenta con las capacidades adecuadas. Noruega entrena a un buen número de soldados estadunidenses en lo necesario para operar en el extremo norte. E incluso Dinamarca, aún afectada por la negativa de Trump a descartar el uso de la fuerza para tomar Groenlandia, afirma una y otra vez que quiere colaborar más con EU en la seguridad del Ártico.

Creo que el Gran Juego en el Ártico definitivamente ya empezó, pero será una contienda a muy largo plazo. Es posible que sea la región con el calentamiento más rápido del mundo (por desgracia), pero la navegación sigue siendo complicada y muchos de los recursos tan deseados aún son bastante inaccesibles. El gobierno de Noruega solía tener un eslogan: “Alto Norte, baja tensión”. Esos días al parecer terminaron , pero el nivel de tensión que alcanzará dependerá de las intenciones de los que, como Donald Trump, de repente tienen la mirada puesta en el Ártico.


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@The Financial Times Limited 2025. Todos los derechos reservados . La traducción de este texto es responsabilidad de Milenio Diario.

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