Es la pesadilla otoñal estadunidense: la televisión se queda sin imagen a mitad de un partido de futbol americano. Algo parecido les ocurrió a cerca de 10 millones de suscriptores de YouTube Tv después de que Alphabet —propietaria de YouTube— cortó el acceso a ESPN, propiedad de Walt Disney, interrumpiendo de esta manera el acceso al canal deportivo. Las dos compañías ahora se encuentran enfrentadas en un equivalente corporativo al empate técnico en un partido.
El conflicto gira en torno a las tarifas que Alphabet —dueña también de Google— paga por el derecho de incluir ESPN en su oferta más amplia, ahora en negociación después de que expiró un acuerdo anterior. La principal moneda de cambio que tiene Disney es que los clientes ahora pueden suscribirse a ESPN directamente, pagando 30 dólares al mes por su aplicación completa. Así que, en teoría, puede dejar a YouTube colgado.
La realidad es que ambas compañías tienen incentivos para llegar a un acuerdo. Disney puede ofrecer sus servicios directo a los espectadores, y seguro le encantará la oportunidad, pero también perderá las considerables ventajas económicas que obtiene al asociarse con YouTube Tv, que le aporta casi tantos clientes como Comcast y Charter, y que paga al gigante del entretenimiento unos 10 dólares por cliente, según S&P Kagan.
Por otro lado, para YouTube Tv, ESPN es, por mucho, la parte más valiosa de su servicio de televisión de paga, que recauda casi 10 mil millones de dólares en suscripciones anuales a través de una cuota mensual de 80 dólares. Como prueba de eso, el servicio de streaming le ofreció a los suscriptores descontentos un crédito de 20 dólares como una forma de oferta de paz. Sin embargo, dada la importancia de la NFL para sus aficionados, es poco probable que esto sea suficiente para calmarlos.
Este tipo de disputas por “los derechos de transmisión” no son inusuales en el mundo de los medios de comunicación estadunidenses, pero normalmente es Disney el que lleva la delantera. Los supermercados, en sus escaramuzas periódicas con marcas como PepsiCo y Heinz, también han tenido que lidiar con el hecho de que la lealtad del consumidor se centra más en el producto que en el distribuidor. Y si bien los supermercados ofrecen a sus clientes sus propias marcas de frijoles cocidos, nada reemplaza a la NFL.
Esta vez, a la casa de Mickey Mouse no le resultará tan fácil presionar. El panorama de medios es inestable. Paramount, rival de Disney, se vendió a precio de ganga a Skydance, un incipiente estudio de Hollywood respaldado por el magnate Larry Ellison. Con el apoyo de Ellison, la empresa fusionada busca adquirir a Warner Brothers, que atraviesa dificultades. Las acciones de Disney se han mantenido estables este año; su capitalización de mercado de 200 mil millones de dólares representa una vigésima parte de la de Alphabet.
Los gigantes de tecnología como Alphabet están en la cima. Alphabet es un titán de Silicon Valley con un valor de 3.5 billones de dólares, centrado en la publicidad en línea y la computación en la nube. Esto significa que, aunque no desee enfadar a sus espectadores, puede darse el lujo si la situación se complica. Vale la pena observar esta disputa, pues seguro habrá más enfrentamientos similares entre creadores de contenido y los que controlan la infraestructura. YouTube, al igual que esos jugadores de la NFL, puede darse el lujo de imponer su voluntad.