Me complace que mi editor, Jonathan Derbyshire, se una hoy a nosotros en el artículo de Swamp Notes en el que analizo las lecciones que podemos aprender de las importantes victorias demócratas de la semana pasada. Hay mucho que analizar, y lo haremos durante las próximas semanas y meses, pero aquí me voy a centrar en tres puntos clave.
En primer lugar, los vencedores fueron personas que dieron un giro radical al manual de tácticas de los demócratas de la década de 1990, que consistía en inclinarse hacia la derecha en lo económico y hacia la izquierda en lo social. Estos ganadores se centraron en los problemas económicos cotidianos (vivienda, energía, salarios) y se mantuvieron en gran medida en silencio en cuestiones relacionadas con la identidad. La primera gobernadora de Virginia, Abigail Spanberger, fue un paso más allá y adoptó un enfoque socialmente más conservador de mano dura contra el crimen, lo que le valió el respaldo del sindicato de la policía. Incluso el alcalde electo de la ciudad de Nueva York, Zohran Mamdani, accedió a mantener en su puesto a la popular comisionada de policía, Jessica Tisch, reconociendo así la preocupación de los neoyorquinos por la seguridad pública, sobre todo ante el deterioro de las finanzas de la ciudad.
Creo que esta fórmula de “dar un giro a la izquierda en lo económico y a la derecha en lo social” puede ser la adecuada para los demócratas en el futuro. Recuerdo que Bernie Sanders alcanzó su máxima popularidad cuando adoptó una postura socialista democrática, pero también expresó su preocupación por la inmigración sin restricciones y su apoyo a la caza. Debemos recordar que Estados Unidos es, en esencia, mucho más conservador en lo social que la mayoría de los países europeos. Apelar a este hecho con sutileza y sentido común es una estrategia política inteligente.
En segundo lugar, si bien las victorias posiblemente dejaron en claro que Donald Trump es un lastre para los republicanos (varios candidatos sacaron provecho de plataformas explícitamente anti-Trump), la política al estilo Trump ahora define a ambos partidos. Veamos el mensaje de Mamdani al presidente (“¡Sube el volumen!”) en su fiesta de victoria, y cómo Gavin Newsom, de California, logró convencer a los votantes de que la redistribución de distritos al estilo de Texas (también conocida como gerrymandering o manipulación de los distritos electorales) es la mejor manera de mantenerse en el poder. Si bien entiendo la lógica —muchos sienten que los demócratas no han sido lo suficientemente agresivos desde que Trump regresó a la Casa Blanca,— no me gustan las implicaciones que esto tiene para nuestro país.
Por último, la victoria de Mamdani no fue nada comparada con la enorme tarea que ahora debemos realizar para sacar a Nueva York de lo que seguro será una gran crisis. Me impactó un artículo de Laurie Garrett en Substack que analiza la magnitud de los problemas estructurales de vivienda en la ciudad y cómo las soluciones habituales en materia de asequibilidad, que recién utilizó el ex alcalde Bill de Blasio, solo empeoraron las cosas. Lean el artículo completo, es un reportaje y un análisis increíbles, y nos muestra que este tema siempre ha sido mucho más complejo de lo que los políticos suelen hacer creer.
Nueva York necesita urgentemente una revisión profunda de su modelo de vivienda, impuestos e infraestructura. Espero (sí, soy de esos demócratas) que Mamdani sea sincero con el público y nos diga qué hará cuando Trump retire miles de millones de dólares en fondos de la ciudad y probablemente también de Nueva Jersey (ambas economías están muy interconectadas).
Me alegra que personas inteligentes como la ex presidenta de la Comisión Federal de Comercio (FTC, por sus siglas en inglés) Lina Khan formen parte de su equipo, pero les espera una tarea ardua. Garrett, experto en medio ambiente, señala las inundaciones y tormentas como un riesgo importante para la ciudad en el futuro (ya escribí antes algo sobre esto, y The Economist ofrece una evaluación preocupante del futuro de Nueva York ante la contracción del sector bancario).
Jonathan, ¿qué opinas de las elecciones? ¿Te preocupa tanto como a mí el futuro de Nueva York en este momento?
Lecturas recomendadas
-Un perfil de Mamdani en Vanity Fair es el mejor que he leído hasta el momento.
-La opinión de mi colega Janan Ganesh en Financial Times sobre Mamdani y el Estado-nación es muy original; aborda algo obvio, pero que con demasiada frecuencia se pasa por alto: que los Estados-nación no son la opción predeterminada. Los imperios y las ciudades-Estado tienen una historia más larga.
-Un artículo de Jonathan Czin en Foreign Affairs, “China contra China”, donde trata algunos de los temas que abordo en mi columna de los lunes sobre por qué necesitamos una visión más matizada de la situación económica del país.
Jonathan Derbyshire responde
Hola, Rana. El martes pasado sin duda fue una buena noche para los demócratas. De hecho, nuestro colega Ed Luce llegó a preguntar en una columna del fin de semana si “Trump ya pasó su punto máximo”.
Todavía no hay una respuesta definitiva, pero creo que Ed tiene razón cuando dice que “el primer acto del segundo mandato de Trump terminó”. Cómo será el siguiente acto, mientras el mandatario republicano intenta recuperar parte del apoyo que evidentemente perdió (con todas las salvedades sobre los votantes con baja participación, que constituyen una gran parte de su coalición, y que no acuden a las urnas en las elecciones de mitad de mandato), es una incógnita. Y, como sugieres, puede ponerse feo.
Pero no creo que debamos restarle importancia a la victoria de Spanberger en Virginia, cuya magnitud fue una verdadera sorpresa, ni al contundente éxito de Mikie Sherrill en las elecciones para gobernador del estado pálidamente demócrata de Nueva Jersey, ni al triunfo de Mamdani aquí en la ciudad de Nueva York. Tampoco debemos pasar por alto las victorias demócratas en cargos estatales en Georgia, un estado que por tradición es republicano, ni el rechazo de los votantes de Maine a la propuesta republicana de limitar de forma drástica el voto por correo.
En cuanto a Mamdani, vale la pena recordar que a principios de febrero, apenas contaba con un 1 por ciento de intención de voto en las primarias demócratas a la alcaldía, muy por detrás de Andrew Cuomo, a quien al final derrotó. Llegar hasta aquí en tan solo nueve meses es realmente asombroso. Y lo logró con una dedicación implacable a los problemas de asequibilidad, como bien señalas. Sin duda, esto representa una lección para los demócratas a escala nacional.
Por supuesto, como el propio Mamdani señaló en su discurso de victoria (que, debo decir, me pareció menos trumpiano que a ti), citando al padre de Cuomo, Mario, se hace campaña con poesía y se gobierna con prosa. Y las limitaciones que enfrenta cualquier alcalde de la ciudad de Nueva York, tanto fiscales como de otro tipo, son considerables. (Hay un artículo en Vital City de Carl Weisbrod, ex presidente de la Comisión de Planeación Urbana de la Ciudad de Nueva York, donde expone con bastante claridad dónde Mamdani tendrá que recortar y ceder en su ambiciosa agenda). Si a esto se le suma una probable confrontación con la administración Trump por el despliegue del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por su sigla en inglés) en la ciudad, queda claro que el nuevo alcalde no tendrá un periodo de gracia.
Sobre la cuestión de la redistribución de distritos y la decisión de Newsom de responder con la misma moneda, sigo profundamente ambivalente. De hecho, escribí una nota al respecto a principios de agosto, poco después de que Newsom presentara su plan de redistribución. En aquel entonces dije: “El argumento de que a los demócratas no les conviene ser remilgados ante… un ejercicio de poder absoluto es convincente. Pero el impacto a largo plazo de una carrera al fondo, marcada por la manipulación electoral, sobre la confianza pública en un proceso democrático ya de por sí deteriorado es incalculable. Y una escalada es, sin duda, justamente lo que busca la administración Trump”.
El dilema para los demócratas no hizo otra cosa más que agudizarse en los meses transcurridos desde entonces.