Bajo la administración Trump, los reguladores de Estados Unidos están aprobando fusiones bancarias al ritmo más rápido en más de tres décadas, con lo que se rompe un estancamiento histórico en el fragmentado sector.
Este año, el tiempo promedio para completar un acuerdo después de su anuncio se redujo a cuatro meses, el más corto desde al menos 1990, de acuerdo con los datos de S&P Global. Durante la administración Biden, el tiempo promedio alcanzó un máximo de casi siete meses.
La mayor rapidez está eliminando lo que los realizadores de acuerdos consideraban un importante obstáculo para la consolidación entre los más de 4 mil bancos regionales del país. Esta tendencia se vio reflejada en cuatro operaciones recientes con un valor total superior a 24 mil millones de dólares.
“Ahora hay mucha menos incertidumbre respecto a las aprobaciones regulatorias y los plazos para obtenerlas, que pueden ser tan rápidos como de tres a seis meses, incluso para transacciones de mayor envergadura”, dijo Seth Lloyd, socio especializado en servicios financieros de Centerview Partners. “Esto demuestra ser un potente acelerador para las fusiones y adquisiciones bancarias”.
Casi 150 fusiones bancarias, por un valor aproximado de 45 mil millones de dólares, se han concretado en lo que va del año, lo que sitúa a 2025 como el año con mayor actividad en el sector desde 2021.
“Todas los acuerdos anunciados habrían sido avalados por la administración anterior. La diferencia radica en el tiempo de aprobación”, señaló John Esposito, codirector global de la división de instituciones financieras de Morgan Stanley.
Los acuerdos de mayor envergadura son objeto de un escrutinio más específico. La adquisición de Discover Financial por parte de Capital One, por 35 mil 500 millones de dólares este año, una de los acuerdos más grandes del sector desde 2008, tardó más de 12 meses en concretarse antes de recibir su aprobación en abril.
Otros acuerdos recientes incluyen la compra de FirstBank de Colorado por parte de PNC por 4 mil 100 millones de dólares y la adquisición de Comerica por parte de Fifth Third por 10 mil 900 millones mediante un intercambio de acciones.
Huntington Bancshares anunció esta semana un acuerdo de 7 mil 400 millones de dólares para comprar Cadence Bank, una entidad financiera regional con 53 mil millones en activos, pocos días después de completar la compra del banco texano Veritex por mil 900 millones.
“Si los procesos de aprobación son prolongados, esto puede generar incertidumbre para todos. Esto resulta contraproducente para los intereses comerciales a largo plazo, tanto de los accionistas como de todos los demás”, declaró Stephen Steinour, director ejecutivo de Huntington, a Financial Times.
El número de bancos estadunidenses se está reduciendo desde hace décadas, pasando de alrededor de 9 mil hace 20 años a 4 mil 400 en la actualidad. Sin embargo, el mercado sigue estando mucho más saturado que en países como Reino Unido o Canadá, donde domina un reducido grupo de entidades financieras.
“No estamos en un periodo anómalo en este momento… creo que simplemente regresamos a la situación de siempre, después de años de auténtico caos”, dijo Bill Demchak, director ejecutivo de PNC.
Los ejecutivos y negociadores del sector bancario argumentan desde hace mucho tiempo que las entidades financieras más pequeñas necesitan fusionarse para competir con los megabancos estadunidenses —JP Morgan Chase, Bank of America, Citigroup y Wells Fargo— que cuentan con más de un billón de dólares en depósitos.
Los bancos por lo regular se benefician de las economías de escala, ya que pueden distribuir los elevados costos fijos de mercadotecnia, tecnología y cumplimiento normativo entre una mayor base de clientes. Los de tamaño medio también se enfrentan a la presión de los inversionistas.
HoldCo, un pequeño fondo de cobertura con sede en Florida, presionó a Comerica para que explorara una venta antes de su acuerdo con Fifth Third.
HoldCo ya dio a conocer inversiones en otros tres bancos regionales -Eastern Bank, First Interstate y Columbia Bank- aunque no siempre aboga por su venta. Su argumento es que algunos bancos tienen una rentabilidad inferior a la esperada y están sobrecapitalizados.
“Los depósitos, tanto hoy como en los próximos años, son más valiosos que nunca debido al nuevo paradigma de las tasas de interés”, dijo Vik Ghei, cofundador de HoldCo.
Un obstáculo para la realización de acuerdos de compraventa radica en las pérdidas no realizadas que los bancos acumulan en préstamos y activos, como bonos del Tesoro de Eu, que se adquirieron cuando las tasas de interés eran bajas. Estas pérdidas deben tenerse en cuenta en cualquier venta.
Sin embargo, estos activos se irán retirando gradualmente de los balances bancarios y podrán reinvertirse en alternativas de mayor rendimiento.
Eric Neveux, director general sénior de Evercore, comentó que este es el momento de mayor actividad en sus 25 años de carrera. “Nos encontramos en una ventana donde se tiene una gran sensación de euforia por el aumento en los niveles de fusiones y adquisiciones bancarias de todos los tamaños”, señaló Neveux. “Hay una ola de consolidación en marcha y los compradores no quieren perdérsela”.