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Entorno financiero se endurece con una velocidad asombrosa

Los bancos centrales compiten para proteger la fortaleza de sus monedas locales, y por tanto a sus economías, de la inflación importada; la situación puede dañar más a los mercados emergentes

Las condiciones financieras se endurecen con asombrosa rapidez en todo el mundo.

Una semana descomunal para los resultados: nombres importantes de los sectores de aerolíneas, banca, casinos, construcción de viviendas, pagos, telecomunicaciones y transporte por carretera proporcionarán visibilidad a la economía. La expectativa de Unhedged es que las cifras del segundo trimestre cumplan en su mayor parte las expectativas, pero que haya algunas orientaciones poco firmes que asusten a los mercados aquí y allá.

El sorprendente endurecimiento de las condiciones financieras. “La distancia entre, lo que tenemos razones para esperar y lo que estamos viendo ahora, sigue siendo notablemente amplia”. Existe un gran contraste entre las pésimas señales procedentes de los precios de las acciones y los bonos, los datos internos del mercado, las encuestas sobre las condiciones empresariales globales y la confianza de los consumidores, por un lado, y las noticias sobre el gasto, la inversión y el empleo procedentes de la economía real estadunidense, por el otro.

Hay otra dimensión en este contraste, que ayuda a explicar cómo los mercados y otros indicadores de expectativas pueden haber diferido tan radicalmente de la actividad económica observada: el endurecimiento coordinado y a gran velocidad de las condiciones financieras globales.

Al leer de cabo a rabo el FT este fin de semana, lo que podemos llamar “el gran apretón” parecía unir todas las historias en las páginas. Empezando por la “guerra de divisas inversa”, en la que los bancos centrales compiten para proteger la fortaleza de sus monedas locales, y por tanto sus economías, de la inflación importada.

La imagen es aún más notable debido a la tendencia a la baja de las tasas a largo plazo; los movimientos de 100 puntos base son incluso mayores ahora en términos relativos que en el pasado.

A pesar de que la mayoría de los bancos centrales aprietan las tuercas, el dólar estadunidense sigue fortaleciéndose frente a todas las demás monedas. Recordemos la “sonrisa del dólar”: dicha moneda suele subir cuando la economía estadunidense es fuerte o débil. Cuando la economía de EU es fuerte, el capital fluye hacia los activos en dólares por razones obvias. Pero cuando Estados Unidos se tambalea, es probable que todo el mundo tenga problemas, y los activos en esa divisa se convierten en refugios seguros. Solamente un crecimiento mundial coordinado debilita de forma confiable al dólar.

Un dólar cada vez más fuerte impone toda una serie de problemas a las economías mundiales. Para los países que importan energía y alimentos con denominación en dicha moneda, encarece esas cosas y, por tanto, es inflacionista. Disminuye el comercio. Hace que las deudas con denominación en dólares sean más difíciles de soportar para los gobiernos. Estas cargas suelen recaer sobre todo en economías emergentes.

La buena política de los bancos centrales ha mantenido la resiliencia de las monedas de muchas economías emergentes. Pero las condiciones financieras pueden endurecerse de otras maneras. Como señalaron este fin de semana mis colegas Jonathan Wheatley y Nikou Asgari, la capacidad de muchos países emergentes para recaudar dinero en los mercados de bonos se ha visto mermada, y este año ya se retiraron 52 mil millones de dólares (mdd) de los fondos de bonos de los países emergentes. 

Las economías emergentes, dependiendo de cómo se hagan las cuentas, representan entre un tercio y la mitad del PIB mundial. Su acceso a financiamiento es importante para el crecimiento mundial.

El daño causado por el fortalecimiento del dólar no se limitará a los mercados emergentes. También perjudicará a Europa. Bob Prince, de Bridgewater, resume bien el problema. Los responsables de la formulación de política se ven obligados a elegir entre crecimiento y estabilidad de precios.

Esta elección es muy difícil en Europa debido al debilitamiento simultáneo de las economías: el gasto nominal lo absorbe el aumento de los precios de la energía, lo que hace que el crecimiento real sea menor, mientras que la caída del euro hace que aumente el costo de las importaciones.

Regresando al dólar: ¿Seguro que en algún momento el aumento en su valor alcanzará una barrera natural, o pondrá en marcha una fuerza estabilizadora? Le preguntamos a James Athey, de Abrdn, experto en divisas de Unhedged.

EU es una economía tan cerrada, con un déficit de cuenta corriente permanente, que no “necesita” un dólar débil para nada. De hecho, el dólar fuerte solo permite un mayor consumo.


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@The Financial Times Limited 2025. Todos los derechos reservados . La traducción de este texto es responsabilidad de Milenio Diario.

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