Cuando Qatar, uno de los países más ricos del mundo, se las ve negras al levantar un préstamo sindicado por 10 mil millones de dólares, es cuando los banqueros se dan cuenta de que el mercado ha empeorado. Este Estado del golfo árabe rico en gas, que busca financiar su presupuesto y mantener el gasto en infraestructura para su controvertida organización de la Copa Mundial de FIFA 2020, tuvo dificultades para cerrar el trato en noviembre, luego de haber disminuido el tamaño del préstamo, dicen banqueros que supieron del acuerdo.
Este caso ejemplifica las presiones de liquidez que enfrentan los bancos regionales desde que los precios del petróleo cayeron a la mitad a lo largo de este año, para quedar alrededor de 50 dólares por barril. A los financieros les preocupa la rápida salida de flujos de los depósitos gubernamentales de bancos locales y el efecto negativo de la caída del precio del crudo en la liquidez futura y el crecimiento de los créditos domésticos.
“Hay pocos acuerdos en dinero realizándose ahora, muchos de ellos se han estancado y las condiciones del precio de otros han aumentado”, dice Robin Abraham, socio directivo para el Medio Oriente de la firma legal Clifford Chance. “Hay una evidente presión en la liquidez y algo de inercia en el mercado”.
Los gobiernos que buscan mantener su gasto en capital y mantener generosos pagos de bienestar social a sus poblaciones han hurgado en sus depósitos bancarios y en otras reservas financieras. Arabia Saudita, la economía más grande de la región, ha visto cómo sus reservas extranjeras declinaron desde su máximo de 737 mil millones de dólares del año pasado a 647 mil millones. Riyad también ha recortado el gasto público este año por 80 mil millones de dólares, dicen funcionarios del gobierno, en medio de una serie de medidas de austeridad desplegadas para conseguir una mayor disciplina fiscal este y el siguiente año en dependencias que se habían acostumbrado a gastar. El efecto se ha comenzado a sentir de forma agresiva en las finanzas y en el sector privado que depende de los contratos con el estado.
Abraham dice que hay un “consenso” de que 2016 va a ser un año difícil pero agrega que los financieros han podido salir mejor librados de lo esperado este año, por lo que “será muy difícil hacer pronósticos en el ambiente actual”.
A la vez que las dificultades sobre la liquidez se asientan, la preocupación de los banqueros sobre la calidad de los préstamos hechos los años recientes aumentan, ya sea a compañías apoyadas por los gobiernos o las pequeñas y medianas empresas.
Mustafa Abdel-Wadood, socio para mercados emergentes de la firma de capital privado Abraaj Group, dice que el mercado para las transacciones en el Golfo, lo mismo que otros mercados en crecimiento, también se ha callado este año.
Las compañías involucradas en petróleo y gas, o firmas de la construcción que dependen del gasto gubernamental, han reconocido lentamente la nueva valuación a la baja que el mercado da por sus activos.
Pero Abdel-Wadood dice que algunos sectores como salud o innovación continúan siendo del interés de inversionistas de capital privado.
Abraaj Group, basada en Dubái, que administra 9 mil millones de dólares en activos, vendió 49 por ciento de sus participaciones en el procesador de pagos Network International a Warburg Pincus y General Atlantic. En noviembre también participó en la más reciente roda de financiamiento por 60 millones de Careem, un competidor en Dubái de Uber, la aplicación para llamar taxis, debido a sus planes de expansión de operaciones a 20 ciudades de Marruecos a Pakistán.
Abdel-Wadood dice que las inversiones en infraestructura en los ciclos a la baja del mercado podría servir los mejores intereses en la región. Dubái, por ejemplo, siguió cumpliendo con la entrega de infraestructura en 2009, su año de recesión, con lo que el endeudado emirato se recuperó entre 2012 y 2013.
“Si Dubái hubiera detenido la construcción, la ciudad hubiera tenido menor crecimiento cuando el ciclo dio la vuelta”, dijo. “Así que el enfoque se debe ubicar en conseguir que la infraestructura clave se construya”.
La firma de infraestructura Borouge empuja a futuro con sus planes de inversión mientras es más conservadora en sus gastos generales debido a las duras condiciones del mercado. “Tratamos de manejar los costos con cuidado, pero no vamos a tomar decisiones a corto plazo que dañen nuestros planes de largo plazo”, dice Wim Roels, director general de Borouge, una coinversión entre la empresa petrolera estatal de Abu Dhabi y la austriaca Borealis, que también tiene participación mayoritaria de la firma de inversiones petroleras perteneciente al emirato. “No estamos despidiendo a nuestros empleados. Simplemente estamos gastando dinero de forma más inteligente y somos conservadores al gastar pero no vamos a poner en riesgo nuestro futuro”, dijo.
Todos los estados del Golfo tienen ambiciosos planes de desarrollo, desde los estadios de futbol de Qatar al nuevo aeropuerto de 32 mil millones de dólares que Dubái construye para atender las necesidades con la Expo Mundial de 2020.
Financiar estos grandes proyectos, si bien es vital para la salud económica a largo plazo, podría enfrentar más retos en tanto continúe la caída del petróleo.
“Los costos de préstamos de las empresas afiliadas al estado (GRE, por sus siglas en inglés) podrían aumentar y también existe la posibilidad de que el incremento en deuda soberana de algunos estados de Golfo tome algo de la liquidez que normalmente se inyecta a las GREs”, dice Abraham. “Sin embargo, los retos para las GREs son mucho menores que los que tienen que enfrentar las pequeñas y medianas empresas”.
De hecho, las pequeñas empresas que son la línea vital del empleo ya comienzan a sentir el menor ritmo de la economía. El producto interno bruto no petrolero de la región se compactará de 5 por ciento en 2015 a 2.9 el próximo año.
Los oferentes de crédito están endureciendo las condiciones para las Pymes, por lo que algunas de ellas están en riesgo de moratoria. En los Emiratos Árabes Unidos unos 2 mil millones de dólares en créditos para las Pymes están clasificados en riesgo de moratoria. “El precio del petróleo afecta a todos, los proyectos principales se están modificando a la baja o de plano se detienen, lo que afecta tanto a los grandes como a los pequeños contratistas que son todos el engrane de las economías”, dice un auditor en Dubái. “Todos ellos resienten lo flojo del mercado”.