Para algunos observadores la reforma energética no ha dado los resultados esperados y que se prometieron a corto plazo. Pero después de un monopolio de 70 años, y en medio de una crisis que tiró los precios del petróleo a la mitad, lo que se ha avanzado no es poco.
“Solo en materia de gas y petróleo se han realizado tres licitaciones exitosas para la exploración y extracción en tierra y aguas someras”, dice Rubén Cruz, socio líder de Energía y Recursos Naturales de KPMG en México.
Además, añade, el 5 de diciembre se realizará la cuarta licitación de la Ronda Uno, para aguas profundas; Pemex anunció su decisión de compartir el bloque Trión del Cinturón Plegado Perdido, en el Golfo de México, y se confirmó para marzo de 2017 la segunda ronda de licitaciones.
La decepción de los más ansiosos se explica porque no se colocaron todos los bloques de las primeras licitaciones, porque no se materializan las cuantiosas inversiones, y no aparecieron en el escenario las grandes petroleras globales como Shell, BP, Chevron o Exxon. Cruz dice que no hay lentitud porque se trata de una apertura diversa: petróleo, gas, electricidad, gasolinas, y que sin llamar la atención, 16 empresas petroleras mexicanas participan en las negociaciones solas o en consorcio.
Las supermajors no faltarán a la cita de diciembre. “Son empresas globales que solo participan en grandes proyectos, con su tecnología e inversiones multimillonarias de largo plazo”, dice Cruz.
La novedad es que para el caso de Trión, ocho grandes petroleras buscan asociarse con Pemex: BHP, BP, Chevron, Inpex, Total, Exxon, Shell y Mitsubishi. Es un campo de 1.250 km2 muy prometedor porque está cerca de otros en aguas de Estados Unidos (EU), cuyos pozos producen hasta 100,000 barriles diarios.
“Las licitaciones en aguas profundas son la joya de la corona y el sector energético se ha estado preparando desde hace años para participar. Vendrán empresas con gran capacidad financiera y técnica que producen desde 500 mil hasta varios millones de barriles de petróleo en diferentes países”, dice Benjamín Torres Barrón, socio líder del Grupo de Práctica de Energía, Minería e Infraestructura de Backer & McKenzie.
Apertura en medio de la tormenta petrolera
En las primeras licitaciones hubo un interés menor por la caída en los precios petroleros y algunas restricciones en los contratos, que se modificaron, explica Carlos Serrano, Economista en Jefe de BBVA Bancomer. “Las autoridades realizaron los ajustes necesarios, y sobre todo eliminaron la natural incertidumbre que había sobre la operación y transparencia de las negociaciones, que fueron calificadas como ejemplares”, dice.
Serrano agrega que este escenario ya se había anticipado, y las cosas serán más interesantes cuando se liciten los 10 bloques en aguas profundas que contienen crudo superligero y tienen reservas estimadas de más de 1,000 millones de barriles de petróleo equivalente.
Si se colocan cinco o seis bloques, BBVA Bancomer estima que requerirán 40,000 millones de dólares (mdd) en ocho años, incluyendo plataformas, infraestructura submarina y terminales terrestres. Esto agregaría unos 5,000 mdd a la Inversión Extranjera Directa (IED), que ronda los 30,000 mdd.
Tampoco es cosa pequeña la inversión de 12,000 mdd en la ampliación de la red de gasoductos que llevarán este combustible a regiones del país donde nunca había llegado, y la acelerada instalación de plantas de energía solar y eólica en varias regiones del norte y sureste.
Torres Barrón señala el caso de Sierra Oil & Gas, petrolera mexicana que ganó la primera licitación y anunció una nueva inversión de 800 mdd, en conjunto con TransCanada y TMM. El proyecto busca transportar petrolíferos desde la costa del Golfo a la región central del país. La mexicana Ienova, por su cuenta, formalizó la compra del parque eólico Ventika, en Nuevo León, por 852 mdd.
Las instituciones pasaron la prueba
Otro aspecto positivo de la reforma, explica Cruz, es el de las instituciones y la normatividad construidas para abrir camino y dar certidumbre, que debutaron sin grandes tropiezos en un escenario donde en el pasado, Pemex, CFE y la Secretaría de Hacienda tomaban todas las decisiones. Es el caso de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), el Centro Nacional de Control de Gas Natural (CENAGAS), la Comisión Reguladora de Energía (CRE), el Centro Nacional de Control de Energía (CENACE) y el Mercado Eléctrico Mayorista (MEM), que abrieron nuevos espacios y operan sobre terreno desconocido.
Algunas han tenido que hacerse cargo de los activos de Pemex, sobre todo, los ductos para el transporte de gas natural; la antigua paraestatal -ahora empresa productiva del Estado-, deberá compartir terminales portuarias, tanques de almacenamiento de combustible, poliductos y hasta gasolineras, las que comienzan a ser abanderadas por Oxxo Gas, LaGas, Hidrosina y Eco.
Para acelerar la apertura se publicó la norma que homologa la calidad de las gasolinas que se importarán y venderán en México, y que a falta de ductos suficientes, deberán mezclarse y transportarse a través de los que posee Pemex.
Las empresas que deseen explotar nichos de mercado premium o con otras especificaciones deberán distribuir por ferrocarril y carros tanque, y contar con sus propias estaciones de almacenamiento, lo que, según Cruz, abre oportunidades a intermediarios y distribuidores.
Es posible que se abran unas 3,000 nuevas gasolineras; Torres Barrón afirma que esto ocurrirá en los mercados más competidos. Sin embargo, un reto mayor es resolver la “ordeña” de los ductos, el robo y el tráfico de combustible.
El dinero para fondear el sector
Cómo se financiarán estas inversiones y la derrama a la economía y proveedores nacionales, es parte de los temas pendientes. Serrano, de BBVA Bancomer, piensa que las grandes petroleras traerán su propio capital y no buscarán financiarse en México, pero existe un gran espacio para las petroleras y proveedores mexicanos que se unirán a la cadena de valor. Serán clientes de la banca nacional y posiblemente levanten capital en la Bolsa Mexicana de Valores, a través de la Fibra E y otros mecanismos.
“En el sector eléctrico y de gas hay muchas oportunidades para las inversiones nacionales porque se trata de volúmenes manejables, alrededor de 200 o 300 mdd”, dice Serrano. Añade que “la apertura abrirá espacio a negocios afines que requieren capital, como hoteles, transportes, telecomunicaciones y otros servicios que pueden ser atendidos por la banca nacional.”
Otros que podrían acercarse a la banca podrían ser las necesidades de las petroleras y antiguos contratistas de Pemex y CFE, así como las gasolineras que se instalarán en los próximos años, propiedad de pequeños y medianos empresarios regionales.
Lo que no se ha visto
La reforma energética es “un proceso de mediano y largo plazo; apenas estamos viendo la ejecución de los proyectos iniciales. Pero habrá más porque hay temas pendientes”, dice Torres Barrón. “No se puede decir que la reforma haya fracasado, aun cuando no haya detonado como se esperaba.
”Uno de los asuntos pendientes es el de los combustibles y el precio de la electricidad, que no ha beneficiado el bolsillo de los consumidores. “La caída en el precio de los energéticos no se ha visto reflejada en los precios finales por diferentes razones, entre ellas las que son de tipo fiscal”, afirma Cruz de KPMG.
En México se da la paradoja de que cuando el precio internacional sube, las gasolinas también, y que cuando el precio baja, las gasolinas siguen subiendo. “Confío en que con el tiempo el mercado hará su trabajo, sobre todo, cuando se abra la importación a participantes, se fortalezca la oferta de electricidad y se dé un juego de libre competencia”, señala Cruz.
Serrano es optimista. “Hay factores que influyen en el sector, y uno de los más volátiles es el precio del petróleo. Pero los grandes jugadores no se refieren al precio spot porque tienen visión de largo plazo y la expectativa de que a cuatro o cinco años el mercado se va a recuperar. Es muy pronto para juzgar la reforma y apenas vamos en la primera ronda de licitaciones, cuando países como Brasil han realizado más de una docena, con cientos de campos en el mar. Cuando la apertura esté madura y en marcha podría llegar una inversión anual entre 15,000 y 20,000 mdd.”
Eso sería suficiente para generar miles de empleos y regresar a los buenos tiempos de la abundancia.