La teoría económica tradicional y el sentido común no siempre están alineadas. Quizá solo cuando sugieren que la gente debe comprar más de los productos y servicios cuando están más baratos. Por lo tanto, una moneda más débil debería, con condiciones iguales, permitir a un país aumentar sus exportaciones.
Pero hay señales de que esta relación se desmorona, se niegan los beneficios de una devaluación competitiva, y también quitan un pilar fundamental a las economías que sufren para tener un proceso de ajuste que podría ayudarles a recuperarse.
En un estudio reciente del Banco Mundial a 46 economías emergentes y desarrolladas se encontró que entre 2004 y 2012 las depreciaciones de las monedas sólo tuvieron la mitad de eficacia para impulsar las exportaciones en comparación el periodo de 1996 a 2003. Sin embargo, un nuevo análisis que se centra exclusivamente en los mercados emergentes, que realizó EM Squared de Financial Times, sugiere que este beneficio posiblemente se haya evaporado por completo.
Observamos los movimientos de 107 monedas de mercados emergentes durante 2013, 2014 y lo que va de este año. Se comparó con el crecimiento real o proyectado de los volúmenes de exportación para el siguiente año, con base en los datos del Fondo Monetario Internacional. Elegimos basar el análisis en volúmenes de exportación, en lugar de valores en dólares, para evitar resultados sesgados por las caídas en los precios del petróleo y otras materias primas.
En la primera gráfica (número 1), que muestra la relación entre los movimientos del tipo de cambio en 2013 y las exportaciones en 2014, no se encontró ninguna relación estadística entre sí, una moneda más débil no da ningún aumentoen los volúmenes de exportación al año siguiente.Al comparar las monedas en 2014 con las exportaciones de este año (una mezcla de datos reales y pronósticos del FMI), el resultado es todavía más confuso (la gráfica 2). La línea de pendiente positiva de mejor ajuste sugiere, en todo caso, que la debilidad de la moneda lleva a caídas en las exportaciones.
La gráfica se distorsiona por los valores atípicos como Rusia, Venezuela y Ucrania. Pero incluso al eliminar a estos tres no se muestra ningún aumento en las exportaciones por un debilitamiento de la moneda.
De la misma forma, la gráfica 3, donde se comparan los movimientos de los tipos de cambio de este año frente a los pronósticos del FMI para el crecimiento de las exportaciones del próximo año, sugiere que el fondo no ve ninguna lectura en lo absoluto, con la correlación entre los dos en cero. La imagen es de alguna manera diferente cuando se trata de importaciones, un área que el Banco Mundial no analizó.
Aquí, al parecer hay una evidencia sólida de que una moneda más débil lleva a menores importaciones, cuando se analiza nuevamente en términos de volumen, en el año siguiente. Como muestra la gráfica 4, una caída de 1% de la moneda en 2013 normalmente llevó a una caída en las importaciones de 0.46% en 2014.
Una comparación entre 2014 y 2015, que se observa en la gráfica 5, sugiere que el fortalecimiento de esta relación, con una caída de 1% de la moneda impulsa una disminución en las importaciones de 0.57%.
El único inconveniente es que, a primera vista, el FMI parece dudar que esta relación continuará el próximo año, como se observa en gráfica 6. Una explicación posible es que muchas monedas tuvieron movimientos significativos desde la última vez que el FMI actualizó sus proyecciones.
El resultado parece ser que los países de mercados emergentes pueden mejorar sus balances actuales al dejar que se debiliten sus monedas, pero sólo mediante la reducción de las importaciones, y no mediante el aumento de las exportaciones. Cualquier guerra de divisas de mercados emergentes probablemente sea más perniciosa de lo que se pensaba; su efecto neto será que se reduzca el comercio mundial y, posiblemente, el crecimiento económico.
En cuanto a por qué la debilidad de la moneda parece perder su potencia, en términos de aumento de las exportaciones, el Banco Mundial sugiere que un factor clave fue el crecimiento de las cadenas de suministro global. Si un país importa muchos componentes de los productos terminados que exporta, entonces el beneficio de la depreciación de la moneda se limitará.
Otros señalan que la demanda global en su conjunto está débil, los volúmenes del comercio mundial cayeron 1.5% en el primer trimestre de 2015 y 0.5% en el segundo, según el análisis de la Agencia para el Análisis de la Política Económica de Holanda, guardianes del WorldTrade Monitor.
“La conclusión común es que las exportacionesson mucho más sensibles a las condiciones externas de demanda de lo que son para los tipos de cambio”, dice David Lubin, director de economía de mercados emergentes de Citi.
Marc Chandler, director global de estrategia de divisas de Brown BrothersHarriman, dice: “El vínculo entre las monedas y las exportaciones siempre ha sido un poco exagerada desde mi punto de vista. El Departamento del Tesoro de EU siempre dijo que lo mejor para las exportaciones de EU no es un dólar débil, sino una demanda mundial más fuerte”.
Sin embargo, esta explicación no puede llegar muy lejos. Mientras una débil demanda externa limitará el aumento de las exportaciones por una moneda débil en términos absolutos, no debe reducir su efecto relativo. Los países que no vieron que se debilitara su moneda verán caer sus exportaciones más que los demás en este entorno. Pero los datos que analizamos no muestran este efecto.
La mezcla de las exportaciones del país también puede ser un factor. Lubin afirma que el aumento en la competitividad por una moneda débil es más pequeña para los países cuyas principales exportaciones son las materias primas que fijan sus precios en dólares que los que venden productos terminados con precios en moneda doméstica.
A pesar de todo esto, Shearing detecta lo que cree pueden ser las primeras señales de que la debilidad de la moneda se alimenta a través del crecimiento de las exportaciones, al menos para algunos países.
En Brasil, donde el real pasó por unos difíciles 12 meses dice que los volúmenes de exportación ahora aumentan a 9% año con año, aunque los de las importaciones se contrajeron aún más rápido.
De forma similar, Shearing dice que México vio un aumento de sus exportaciones de 12.5% año con año, sin duda con la ayuda de su proximidad a la cada vez más fuerte economía de EU.
Sin embargo, el panorama es desigual, los volúmenes de exportación de Asia cayeron 1.5% año con año a pesar de la debilidad generalizada de las monedas, y países como Chile y Perú también entraron a territorio negativo.
La salud de la economía mundial bien puede depender de cuál es la tendencia que va a prevalecer.
México es golpeado por ser emergente
La depreciación del peso y la salida de capital es reacción al contexto económico global y, en parte, a la etiqueta de emergente.
Mientras en China se controla el tipo de cambio, en México lleva liberado 10 años y esta diferencia es importante, explica Ana Lilia Moreno, investigadora del Centro de Investigación para el Desarrollo (Cidac). China “puede utilizar la política devaluatoria como un instrumento para detonar competitividad temporal en exportaciones”, comenta. México “no funciona así”, hablamos de depreciación y apreciación del peso porque fluctúa según oferta y demanda. No puede pasar en México lo que pasó en China.
No obstante, lo que sucede en el mundo le pega a México, aunque “tenga una política económica distinta a países como China, no deja de ser emergente. La depreciación se debe a que formamos parte de ese grupo de países”, dice Moreno. Los inversionistas optan por mercados que parecen más seguros.
“Las exportaciones (después de una depreciación) se hacen más competitivas, pero es un efecto secundario y cada vez dura menos porque los capitales se mueven más rápido”, concluye Moreno.
En México se podría sentir el beneficio de mayores exportaciones de forma temporal, en el corto plazo.
En el largo, añade la investigadora, hay que pensar que el gran socio comercial de México es EU y el problema radica en si habrá o no cambio en su política interna con las elecciones. “El discurso de varios candidatos republicanos habla de relocalizar la inversión directa en otros países, principalmente en México”, dice Moreno, y esto hay que tenerlo presente.
Por Regina Reyes-Heroles C.