En los clubes privados de la vieja guardia de Londres se impide utilizar teléfonos móviles, también está totalmente prohibido hacer negocios, y el diseño del entorno se hizo con la socialización en mente.
Ahora surge una nueva generación de clubes de miembros que tiene en mente esas prácticas y borra la línea entre el trabajo y el placer.
El cambio de naturaleza de esos negocios es un ejemplo de cómo la tecnología y la flexibilidad transforman las prácticas de trabajo en la ciudad de Londres del siglo XXI. Refleja cómo un grupo creciente de empresas pequeñas, empresarios y profesionistas no quieren gastar una fortuna en una oficina, pero tampoco quieren la soledad de trabajar en casa.
Muchas de estas interacciones toman lo que consideran como las mejores partes de los clubes privados a la antigua —una lista de miembros cuidadosamente seleccionada; alimentos con un precio razonable y un servicio impecable—, y a esto se le suma hacerlos con un mayor enfoque al trabajo.
Una inauguración que ejemplifica la tendencia es la de 12 Hay Hill, justo frente a Berkeley Square. El club se creó para desarrollar una comunidad de empresarios internacionales que quieren tener presencia física en Mayfair y busca construir una red de contactos de negocios.
Desde su apertura en septiembre, 12 Hay Hill ya atrajo a más de 700 miembros, quienes pueden elegir entre oficinas permanentes y membresías sociales. Las membresías individuales para el club cuestan mil 800 libras al año y la tarifa de inscripción es de 500 libras para miembros de Urbanologie, una aplicación para estilo de vida de lujo.
Simon Robinson, ex escudero de la corona, o ayudante real de alto nivel, es su presidente ejecutivo. Dice: “La inspiración fue que en la mayoría de los otros clubes privados no puedes sacar tu teléfono móvil, mucho menos una laptop. Muchas personas realizan juntas en habitaciones de hoteles y en los pasillos o sufren con oficinas alquiladas”.
Clubes como 12 Hay Hill —y los que próximamente van a abrir en Londres, como Devonshire Square Club, NeueHouse y Ten Trinity Square— buscan contar con salas de juntas, chefs con estrellas de la guía Michelin y eventos propios en un mismo techo.
Las mejoras tecnológicas les ayudan a hacer frente a las frustraciones de trabajar sobre la marcha que anteriormente significaba realizar juntas en ruidosos pasillos de hotel o insípidas oficinas alquiladas, a menudo con conexiones irregulares de wifi.
Tal vez el factor más importante detrás de los cambios es el gran aumento en la capacidad de los smartphones y las tabletas, que ayudaron a asegurar que la gente nunca se desconecte.
“Solías ir a un club y no te permitían hablar de negocios”, dice Brian Clivaz, una figura influyente en la escena de clubes privados de Londres, quien es responsable de Home House y Dover Street Arts Club. Es director general de Devonshire Square Club, que se inaugura a finales de abril.
Dice: “Ahora tu teléfono móvil básicamente es una computadora portátil y nunca estás fuera de la oficina. Ese es el fenómeno moderno. En la actualidad las personas trabajan todo el tiempo. Se combina el trabajo y el juego”.
El equipo responsable de Devonshire Square Club, cerca de la estación de ferrocarril de Liverpool Street, trabajó en su empresa por tres años. En un antiguo almacén, el Devonshire Square Club contará con todo, desde salas de juntas y cenas privadas hasta sala de presentaciones, estética y salón de Pilates.
Al otro lado de Berkeley Square de 12 Hay Hill se encuentra el recién remodelado Mark’s Club, en una discreta calle georgiana. Para gente que busca con seriedad contactos, hay pocos lugares más codiciados y privados.
Es el lugar donde David Cameron, el primer ministro de Reino Unido, fue a cenar con su esposa Samantha para celebrar su victoria en las elecciones de mayo. Recientemente lo nombraron miembro honorario del club, que tiene un costo de 2 mil libras al año, además de la cuota de inscripción de mil libras.
Mark Birley, quien ayudó a reinventar la escena de clubes de Londres en la década de los 70, lo abrió originalmente en 1973, y ahora es parte del imperio restaurantero de Richard Caring, junto con los negocios cercanos Annabel’s, Harry’s Bar y Sexy Fish.
En septiembre, Mark’s Club se volvió a abrir después de una remodelación que realizó el diseñador de interiores Tino Zervudachi.
“Un miembro de Mark’s es alguien que tiene una historia que contar”, dice Peter Dubens, fundador de Oakley Capital, con sede en Londres, quien es responsable de la remodelación junto con el financiero Charles Price. “A mucha gente le gustaría venir a Mark’s y no pensar en negocios”.
Sin embargo, después de la remodelación se hicieron varios cambios para reflejar la forma como la gente trabaja ahora. Mark’s Club tiene un código de vestimenta relajado y le permite a la gente entrar sin corbata, y también se le permite utilizar su teléfono y enviar correos electrónicos en una habitación privada en el piso superior.
Dubens dice: “La gente viaja mucho, necesitan poder usar su teléfono. Trabajan de una forma mucho más fluida, los teléfonos se convirtieron en computadoras personales y las personas no necesariamente se sientan ante sus escritorios”.
Joshua Abram, es cofundador de NeueHouse, que se describe a sí misma como “un lugar de trabajo para gente creativa y empresarios, así como eventos”, atrae a miembros del mundo del “cine, moda, diseño, editorial y artes”.
Abrió en Nueva York en 2013, en Los Ángeles hace dos meses y se inaugurará en Londres el próximo verano en Art Deco Adelphi, cerca del Puente de Waterloo.
Abram prefiere describir NeueHouse como una comunidad más que un club. Dice que allí hay “una recién pensada división entre trabajo, juego y aprendizaje. Las generaciones anteriores sabían cuando estaban en el trabajo, cuando se estaban entreteniendo, cuando se encontraban en un evento cultural. Esta generación es capaz de borrar todas esas cosas”.
NeueHouse es solo uno de varios lanzamientos en los próximos años en Londres. El fundador del Gansevoort Hotel Group, Michael Achenbaum, abre un nuevo “resort urbano” en Shoreditch, que también va a incluir un club de negocios y un espacio para juntas y eventos. Los que financian Arts Club, en Mayfair, construyen otro en Canary Wharf, que se va a inaugurar en 2018, que estará dirigido a las personas de negocios.
EL DATO
700: Número de miembros atraído por el 12 Hay Hall desde su apertura en septiembre.
Mil 800: Costo en libras de la inscripción individual anual en el 12 Hay Hill.
500 libras: Cantidad a pagar para inscribirse en el club.
2 mil: Precio anual a pagar en libras por pertenecer al Mark’s Club.