En algún lugar del Atlántico, en ruta a una misión especial ordenada por el presidente Donald Trump en el Caribe, cerca de Venezuela, un coloso de acero cargado con la más moderna maquinaria de guerra de la Marina estadunidense surca las aguas con un rugido casi silencioso con el objetivo de poner en la mira a los cárteles que navegan en la región.
Se trata del USS Gerald R. Ford (CVN-78), el portaaviones más grande, costoso y tecnológicamente avanzado jamás construido.
Con 337 metros de eslora, 78 metros de manga de cubierta de vuelo y un desplazamiento superior a 100 mil toneladas, el USS Gerald R. Ford es una ciudad flotante. Su tripulación, compuesta por alrededor de 2 mil 600 marineros y más de 2 mil miembros del ala aérea embarcada, puede operar de forma autónoma durante meses.
Bautizado en honor al 38º presidente de los Estados Unidos, el USS Gerald R. Ford, es el primero de una nueva clase de portaaviones diseñada para reemplazar progresivamente a los veteranos de la clase Nimitz, que desde la década de 1970 habían sido la principal herramienta de proyección de fuerza de los Estados Unidos en los océanos del mundo.
Su construcción comenzó en 2005 en los astilleros de Newport News, Virginia, bajo la empresa Huntington Ingalls Industries, y fue entregado oficialmente a la Marina en 2017, tras cuatro años de su botadura. Su costo: más de 13 mil millones de dólares, sin contar los miles de millones invertidos en investigación y desarrollo.
“Queríamos reinventar el portaaviones desde sus cimientos”, dijo el vicealmirante retirado Brian K. Antonio, uno de los responsables del programa. “No un parche sobre lo viejo, sino una nueva generación que sirva hasta 2070”.
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Sailors assigned to Explosive Ordnance Disposal Mobile Unit (EODMU) 12 fast rope from an MH-60S Sea Hawk onto the flight deck of @CVN78_GRFord. #AmericasNavy250 #Warfighting #Readiness #USNavy #Lethality
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Eficiencia e inteligencia
A bordo del USS Gerald Ford la vida transcurre entre la rutina militar y el constante zumbido tecnológico. Desde los camarotes hasta las salas de control, todo está diseñado con eficiencia ergonómica y digitalización. En comparación con los buques de generaciones anteriores, la automatización ha reducido la tripulación necesaria en casi 700 personas lo que representa un ahorro en costos de operación.
Pero el USS Gerald Ford no solo es monumental sino inteligente. Introduce más de 23 nuevas tecnologías que marcan una ruptura con la clase Nimitz.
Lanzamiento electromagnético (EMALS)

La joya de la corona tecnológica es el EMALS (Electromagnetic Aircraft Launch System), un sistema que sustituye las tradicionales catapultas de vapor. A través de impulsos electromagnéticos, el EMALS lanza los aviones con mayor suavidad, lo que reduce el estrés estructural en las aeronaves y permite un ritmo de despegue más alto. Esto se traduce en 25 por ciento más de salidas aéreas diarias, un incremento crucial en escenarios de combate.
Sistema de frenado avanzado (AAG)
Complementando el EMALS está el Advanced Arresting Gear (AAG), que utiliza turbinas y energía eléctrica para frenar los aviones al aterrizar. Este sistema ofrece mayor control y seguridad, especialmente para aeronaves no tripuladas.

Energía nuclear de nueva generación
Es impulsado por dos reactores nucleares A1B, capaces de generar 25 por ciento más de energía que los de la clase Nimitz. Esta potencia extra no solo impulsa la nave, sino que alimenta sus sistemas electrónicos, sensores y posibles armas del futuro, como láseres de defensa o cañones electromagnéticos.
Sensores y control de combate
El sistema de radar Dual Band Radar (DBR) combina dos frecuencias para ofrecer una detección simultánea de amenazas aéreas y de superficie. Esto mejora la conciencia situacional del buque y lo hace menos dependiente de otros navíos para protección.
Un ejército flotante
El USS Gerald R. Ford puede alojar hasta 75 aeronaves, incluyendo los cazas F/A-18E/F Super Hornet, los nuevos F-35C Lightning II, los aviones de alerta temprana E-2D Hawkeye, y helicópteros MH-60R/S Seahawk. Además, tiene la capacidad de operar con drones de reabastecimiento MQ-25 Stingray, que extenderán el alcance operativo de sus aviones de combate.
Sin embargo, debe ser actualizado para acomodar a la nueva generación de aviones de combate de la Marina, el F-35C.
El diseño de la cubierta, con elevadores de armas eléctricos y áreas optimizadas, permite un flujo más ágil de operaciones. En la práctica, esto significa que el portaaviones puede lanzar y recuperar aeronaves con una cadencia sin precedentes en la historia naval.

Bien acompañado
Como buque insignia, el USS Gerald R Ford cuenta con propio Grupo de Ataque de Portaaviones (Carrier Strike Group - CSG-12), y está escoltado por varios destructores para su protección y apoyo en misiones.
La composición exacta del grupo de ataque puede variar con cada despliegue, pero los destructores que típicamente han sido asignados al CSG del USS Gerald R. Ford son de la Clase Arleigh Burke (DDG).
Tilly, returning.
— USS Gerald R. Ford (CVN 78) (@CVN78_GRFord) June 22, 2024
Welcome back to our carrier crash crane, affectionately known as “Tilly.”
A huge thanks to the #USSGERALDRFORD Sailors, Naval Facilities Engineering Systems Command workers, and our local neighborhood US Navy Crane Barge (YD 257) who helped!#USNavy #CVN78 pic.twitter.com/JTxdKBQdc0
En el contexto de su despliegue al Caribe, el Grupo de Ataque del Gerald R. Ford (CSG-12) ha incluido destructores como: el USS Ramage (DDG-61), el USS McFaul (DDG-74), el USS Thomas Hudner (DDG-116), el USS Mahan (DDG-72), USS Winston S. Churchill (DDG-81) y el USS Bainbridge (DDG-9).
Los destructores son la principal escolta del portaaviones, proporcionando defensa contra amenazas aéreas y de misiles (gracias al sistema de combate Aegis), guerra antisubmarina y capacidades de ataque terrestre.
Un símbolo de poder y controversia
Como toda obra de ingeniería de vanguardia, el USS Gerald R. Ford no ha estado exento de críticas. Su desarrollo enfrentó retrasos, sobrecostos y fallas técnicas que se convirtieron en tema de debate en los pasillos y salones en el Congreso estadunidense.
Los sistemas EMALS y AAG, tuvieron problemas durante las primeras pruebas. Sin embargo, la Marina ha sostenido que estos desafíos son normales en un programa tan ambicioso y que las lecciones aprendidas beneficiarán a los siguientes portaaviones de la clase: el USS John F. Kennedy (CVN-79) y el USS Enterprise (CVN-80).
A pesar de los contratiempos, el Ford completó en 2023 su primer despliegue operativo, durante ejercicios con aliados de la OTAN y operaciones en el Mediterráneo, tras el ataque de 7 de octubre de Hamas a Israel.

Su inminente llegada al Caribe, en la primera aparición de un portaaviones de Estados Unidos a la región en más de 30 años pone a disposición del presidente Trump, el comandante en jefe de las fuerzas armadas de Estados Unidos, su arma más letal en su lucha contra el tráfico de drogas que, acusa, los capos usan esa zona del Atlántico para transportarla clandestinamente hacia territorio estadunidense.
“Esta medida tiene como objetivo convencer a Venezuela a no agravar la crisis y brindar al presidente opciones adicionales en caso de que desee intensificar los ataques contra los cárteles” del narcotráfico, sostiene el investigador en guerra naval de la Heritage Foundation, Brent Sadler.
Aunque el presidente Trump no ha detallado la misión del grupo de ataque estadunidense en el Caribe, declaró el domingo pasado al programa 60 Minutes de CBS que los días del presidente chavista Nicolás Maduro están contados, a quien acusa de encabezar agrupaciones de narcotraficantes.
SNGZ