Más de 200 personas murieron luego de que un avión de Air India con destino a Londres se estrellara contra una residencia de estudiantes del BJ Medical Colleg, justo minutos después del despegue desde la ciudad de Ahmedabab.
El vuelo no logró elevarse y terminó impactando violentamente, dejando únicamente a un miembro de la tripulación con vida.

El suceso ha conmocionado a la comunidad internacional y, como cada que sucede un accidente de este tipo, se pone la lupa sobre la seguridad aérea y los factores que pueden desencadenar tragedias como esta.
Para entender el trasfondo del siniestro, MILENIO habló con Rodolfo Alcazar Olaiz, quien estuvo al frente del área de Respuesta a la Emergencia de Grupo Aeroméxico durante más de ocho años. Asegura que, pese a lo que se percibe, la aviación sigue siendo el medio de transporte más seguro, y que la clave está en cómo las redes sociales han amplificado la percepción del riesgo.
“No es que haya más accidentes ahora que en otros tiempos, lo que sucede es que somos mucho más sensibles por esta inmediatez de las redes sociales”.
Alcazar aclara que el accidente ocurrió en una de las fases más críticas del vuelo: el despegue.
“Es una fase en la que los pilotos tienen que estar muy pendientes pues hay alta probabilidad de que sucedan cuestiones”.
En este momento o fase crítica como se le conoce al despegue y al aterrizaje, es donde la atención y capacidad de respuesta de los pilotos es vital.
En los últimos 30 o 40 años, el factor humano ha sido determinante con un índice superior al 60 o 70 por ciento en los incidentes aéreos, resalta el experto.
Sobre el caso de Air India, Alcazar recuerda que la investigación apenas comienza y que se analizarán múltiples variables como en todos los accidentes aéreos se realizan: desde las condiciones climáticas hasta detalles mínimos de mantenimiento registrados incluso una década atrás.
“El avión prácticamente se reconstruye en un hangar especializado, se recuperan las cajas negras y se rastrean hasta los últimos segundos”, señala.
En un promedio de 30 días después del registro del accidente es que la autoridad puede liberar un comunicado explicando cuál fue el factor determinante, pero después, las investigaciones siguen, incluso pueden durar años ya que se busca llegar hasta las causas más profundas como pudiese ser un tema de mantenimiento que no se revisó, una firma que no se obtuvo, un comentario, etc, se revisan los expedientes del mantenimiento de la aeronave de incluso 5 o 10 años atrás para saber las causas del accidente, apunta el experto.
Frente a teorías virales en redes sociales sobre supuestas interferencias electromagnéticas o errores tecnológicos, Alcazar explica que “los sistemas de geolocalización y navegación aérea tienen un nivel altísimo de sofisticación, que hace que descartemos en un 100 por ciento esas teorías sobre campos electromagnéticos que circulan en redes sociales”.
¿Cómo es que nos afecta psicológicamente estar en constante exposición a este tipo de noticias?
"Más allá de los datos, está la percepción. Y esa percepción, según especialistas en salud mental, puede hacernos pensar que estamos en una constante amenaza, incluso cuando no es así".
El psicólogo Leonardo Herrera recuerda que este fenómeno tiene nombre: infodemia, una sobrecarga de información que surgió con fuerza desde la pandemia.
“Aunque la aviación es segura, sólo vemos lo más trágico. Y eso puede detonar miedos irracionales, como la aerofobia o incluso trastornos de ansiedad generalizada”.
Leonardo insiste en que estar expuesto durante muchas horas a este tipo de información puede generar un problema a nivel psicológico.
A pesar de que los aviones son de los transportes más seguros y donde hay baja probabilidad de sufrir un accidente, la población solo logra tener una perspectiva que es la que dan en su mayoría las redes sociales, aquellos accidentes más letales que se vuelven sumamente mediáticos.
Esto puede traer consigo afectaciones a nivel psicológico, miedos irracionales, algunas fobias como la aerofobia reconocida en el DSM-5 como fobias específicas y algunos de los diferentes tipos de trastornos de ansiedad.
Recomienda filtrar las fuentes de información y limitar el consumo de contenido relacionado con tragedias si comienza a afectar emocionalmente, además enfatiza en acudir a terapia psicológica para llevar un tratamiento específico.
La psicóloga Tania Blancas lo complementa desde el punto de la hiperconectividad, que es esta conexión a través de dispositivos digitales y redes sociales.

La exposición constante a videos reales, con gritos, imágenes crudas, refuerza las respuestas emocionales. Aunque estadísticamente los accidentes no sean más frecuentes, esa visibilidad extrema crea un sesgo de disponibilidad: creemos que son más comunes solo porque los vemos más seguido”.
También advierte que estos contenidos pueden detonar una sensación de falta de control ya que refuerzan la ansiedad mucho más intensamente incluso si nunca se ha viajado en avión.
Es altamente probable que estar tan expuestos a estos contenidos nos puede hacer sentir que algo malo pueda ocurrir en cualquier momento e intensificar esa vulnerabilidad.
Mientras las autoridades de aviación en India comienzan una investigación técnica que podría extenderse por años, queda claro que no solo se deben esclarecer los factores técnicos, sino también comprender el impacto emocional y social de estos hechos en la población global.
Al final, como dijo Alcazar, hay que recordar que “si hay una industria que aprende de sus errores es precisamente la aeronáutica”, lo que ocurrió en la India va a dar precisamente pie a una investigación muy seria, profunda, independiente en donde hay distintos involucrados, entonces podemos estar muy seguros como internautas, como viajeros, como pasajeros o como familiares, que se van a conocer sobre todo los factores determinantes y contribuyentes de este accidente para que nosotros podamos seguir volando y disfrutando de este medio de transporte que es tan fascinante.
HCM