Tiene 38 años, un diplomado en ciencias políticas en la Universidad Di Tella y desde 2007 acompaña al hoy presidente electo de Argentina, Mauricio Macri, al frente del gobierno de Buenos Aires. El pasado miércoles le tocó anunciar la composición del nuevo gabinete, que no tiene "estrellas" aunque sí una mayoría de cuadros de perfil gerencial —ampliamente aprobado por empresarios y economistas— que incluye a macristas "puros" —liberales de derecha— junto a aliados socialdemócratas, extrapartidarios y hasta un ministro, Lino Barañao, actual y futuro responsable de la cartera de Ciencia y Tecnología, "cedido" por el derrotado kircherismo.
Se trata de Marcos Peña, el próximo jefe de gabinete y "número dos" de Macri, quien tras ser su jefe de campaña hasta el pasado fin de semana estará a cargo a partir del 11 de diciembre de la coordinación de una veintena de ministros, en su mayoría "tecnócratas y pragmáticos" y para quienes, al igual que el ingeniero Macri, "la política es gestión".
Fuentes del entorno de Macri afirman también que Peña, el cerebro de su exitosa campaña, será también "el cerebro" del futuro gobierno, el cual a su vez se enfrenta a un Congreso de mayoría kircherista, al menos hasta 2017.
Según el conocido analista político Roberto García, al "cambio cultural" registrado en el país tras las elecciones del día 22 se suma la fragmentación del voto, ya que Mauricio Macri obtuvo, en rigor, "24% de sufragios propios", con el agravante de que carece de una estructura partidaria amplia cuando una de las prioridades del nuevo gobierno, además de la economía, será asegurar la gobernabilidad con el peronismo, lo cual presupone construir una fuerte relación política con todos los gobernadores del país, cuyas entindades, en su mayoría, están sumidas en el ahogo financiero.
Además de la cartera del Interior, que quedó en manos del economista Rogelio Frigerio —cuyo abuelo aplicó en los años de 1960, junto a Arturo Frondizi, las políticas desarrollistas de las cuales abrevó Macri— que tendrá a su cargo reflotar las economías regionales, la otra dependencia, de Hacienda y Finanzas, con Alfonso Prat-Gray al frente, concentrarán sin duda los reflectores desde el primer minuto del día 11.
En el caso del economista Prat-Gazy, presidente del Banco Central bajo Néstor Kircher y ex gerente de monedas del JP Morgan en Londres, sus desafíos se resumen en tres puntos: déficit fiscal récord, inflación y atraso cambiario, lo que implica una devaluación en ciernes del peso argentino frente a lo cual ya se están protegiendo distribuidores y comercios con un alza factual en los últimos días de hasta 25% en el precio de la canasta básica.
Prat-Gay adelantó que una semana después de que asuma Macri enviará al Congreso un paquete de medidas para "volver al mercado y al crecimiento", con una inflación mayor a 20%, déficit fiscal 160% superior al de 2014 y escasez de divisas. También planea negociar el monto que reclaman los fondos buitre, unos 8 mil millones de dólares, en defensa de los cuales el juez de Nueva York, Thomas Griesa, llamó a reunión tripartita –buitres, bancos y gobierno– también una semana después de que Macri asuma la presidencia.